sábado, 2 de julio de 2011

III Triatlon Deba-Itziar Extreme 2011


Todavía estoy intentado buscar calificativo para esta carrera, porque lo de dura se me ha quedado corto.
El día comenzó bastante raro, no tenía la misma sensación de ir a una carrera como en otras ocasiones, no estaba muy motivado, aunque esperaba que cuando llegase a Deba y con el ambiente eso cambiaria. La mañana empieza con mucho sol y por lo que parecía iba a ser bastante calurosa, así que desde primera hora de la mañana intente hidratarme bastante.
Lo peor de la llegada era encontrar aparcamiento en el pueblo, y por suerte encontramos un sitio, donde aparco mi hermana y yo me fui a la zona reservada, que aunque estuviera lejos, era sitio seguro para aparcar y no dar vueltas a lo bobo. Antes de ir hacia allí y como estaba al lado de los box, fui a por el dorsal, y una cosa menos de la que me tenía que preocupar. El coche quedo bastante lejos y tocaba cargar con la bici y la bolsa hasta el pueblo. Dicho camino era parte del recorrido de correr y solo de verlo ya me estaba acojonando, que si cuestas, que si campo, que si escaleras…..
Aun después de meter las cosas en el box y ponerme el neopreno, seguía sin sensación de carrera,  no se era algo extraño. Uno de los organizadores me comento “que, buen día verdad?” y le dije “si, para estar en la playa”, y era bien cierto porque rondarían los 26 grados. Calenté bastante brazos por medio de los bañistas, que por cierto estaba lleno. Después de la salida de las tías, todavía estuve algo más de rato en el agua, porque la espera en línea de salida se hace muy aburrida. Había pensado salir por la parte izquierda y evitar aglomeraciones, pero cuando fui a la línea de salida nada más entrar por la parte derecha, vi un hueco adelante y me quede allí. Parecía buen sitio, la boya al fondo y no muy escorado.



Después de breves indicaciones de cómo era el recorrido, pegaron el bocinazo, esta vez, aprovechando que estaba adelante, intente llegar al agua de los primeros y después de unos saltos empecé a nadar. No recibía ningún golpe y las aglomeraciones no estaban cerca, se notaba que había algunos menos triatletas que en otras ocasiones. Levantaba la cabeza para ver si iba bien hacia la 1ª boya, pero casi ni la veía de lo lejos que estaba, así que me dedique a seguir a los que me precedían e intentaba aprovechar los rebufos. Me encontraba bastante bien nadando, no había recibido apenas golpes e incluso veía que adelantaba a gente, con lo que me animaba bastante. La boya se iba viendo cada vez más grande, y la llegada aunque nos juntamos algunos nadadores no fue muy accidentada, con lo que cambio de dirección y a por la otra cosa pequeña naranja que se ve al fondo. Después de llegar a la 2ª boya toca poner camino hacia la playa, veo que hay un nadador cerca de mí un poco por delante e intento seguir sus pies, pero la falta de experiencia, hace que me vaya de un lado para otro y tenga la sensación de que no estoy nadando recto, así que vuelvo a centrarme en seguir como antes y si coincido en su trayectoria pues de lujo. La verdad que fue de las mejores nataciones que he hecho este año, a mi ritmo y sin muchos golpes.
Por fin llegamos a la playa y nada más salir intento bajarme la cremallera, cosa que no consigo, porque no encuentro el agarre, me cuesta más de lo imaginado pero como había bastante camino hasta el box consigo bajarla antes de llegar a por la bici. 



Hay bastante espacio y encuentro la bici bastante rápido, pero el maldito neopreno parece que hoy tiene el día tonto y no quiere salir.
La salida a la carretera es bastante tranquila y veo que voy cogiéndole el truquillo a lo de montarme a la carrera,  no empieza muy fuerte, así que intento recuperar el aliento y abrocharme la zapatillas con tranquilidad. Pero todo lo bueno se acaba y sobre los 6 kilómetros empieza el baile, viene un grupeto de unos 10 ciclistas y me quedo con ellos, con la intención de aguantarles….iluso de mí. En las primeras cuestas empiezan a poner un ritmo impresionante y me digo, “si los sigues, petas”. 



Hay más de uno que se queda descolgado también del grupo y las cuestas son horribles, plato pequeño, piñón grande y a subir como se pueda. Aun así me estaban quemando las piernas, ya no sabía qué hacer, “pero si voy con lo mínimo”, así que a tirar de cabeza e intentar seguir como sea. Algún que otro compañero se le oye jurar en hebreo por lo mismo, y yo pensando, si solo es el principio, madre mía. Con mucho sacrificio llego a la parte de arriba, veo el cartel del nombre del puerto  “Calvario” (2ª Categoria), no si el nombre le va que ni pintado. En las bajadas solo intento recuperar, porque es inútil que me ponga a tirar para pillar a los de adelante, si en breve va a venir otro puerto. Eso si los frenos se tienen que estar poniendo al rojo vivo, porque pegamos unas frenadas de impresión. Así transcurren otros 2 puertos de 3ª categoría, aprovechando los falsos llanos para descansar piernas y continuar. En el último puerto me alcanza un grupeto y la bajada hasta Deba la hacemos juntos.
Llega la última transición, al dejar la bici y ponerme las zapatillas noto que los cuádriceps están cargadísimos, aunque espero que a medida que vaya cogiendo ritmo se me vaya pasando, que ingenuo. Y así llegamos a la yincana de la carrera, 10 Km de solazo, cuestas, escaleras y tierra, vamos un poco de todo. Los cuádriceps parecen que me van a estallar, el dolor no se me quita y cada paso es un infierno, ni aun cambiando la forma de correr consigo que se me pase un poco, como siga así incluso pienso en la retirada, pero bueno ese es el último recurso. La forma de correr, es casi arrastrando los pies, nada de las carreras con soltura de otras veces, lo único que me reconforta es que no me adelanta nadie y por lo menos yo voy adelantando a algún que otro corredor, esta vez no muchos, pero hoy más que nunca el objetivo es llegar.
Hay que dar 2 vueltas al circuito, y la gente que ha venido a vernos anima bastante, eso como siempre he dicho es de agradecer, da un puntito de energía extra. Van pasando los Km 6, 7, 8 ,9 en el último kilómetro ya no hay ni repechos ni escaleras ni nada que se le parezca, y viendo que tengo posibilidades de alcanzar a algún triatleta más, intento correr un poco más suelto. La verdad es que es el mejor kilometro que hago, solo queda chocar la mano a mi sobri (que menos mal que la vi a la pobre) y pasar línea de meta. 



Llego con las piernas destrozadas, pero con una alegría impresionante por haberlo acabado. Hoy sí que echo en falta unos masajistas, intento estirar un poco mientras recupero con bebidas y naranjas, pero me es casi imposible, se me están subiendo todos los músculos al mínimo movimiento.
Por ultimo voy a mirar el cartel de los premiados para ver si me había tocado algo, y cuál es mi sorpresa cuando veo mi numero en el premio de una comida en un restaurante de Deba. Madre mía, por fin me toca algo, jeje.
Y así fue la aventura de finalizando en 43º posicion y probablemente el ultimo triatlón de la temporada (a no ser que en verano vea alguno por ahí que me motive), ahora semana de recuperación de piernas más que nunca y después de agosto a empezar a pensar en las carreras populares de siempre.