lunes, 25 de junio de 2012

XXVII. Triatlon de San Sebastian 2012 ( Memorial Onditz)


A quien madruga…..
5 De la mañana del domingo, horas que hacía mucho tiempo en las que no estaba acostumbrado a levantarme. La bolsa para ir a Donosti al triatlón la deje hecha el día anterior solo tenía que desayunar y meter las cosas al coche.
Es un día bastante bonito, despejado y con sol, que aunque para la carrera no es muy adecuado, prefiero esto antes que la lluvia de Lekeitio. Llegamos bastante pronto, y por no liarme a buscar aparcamiento lo dejo en Anoeta y nos vamos dando un paseo hasta los box. Los dorsales nos los había cogido Fernando (gracias por el detalle) mientras le esperamos nos vamos juntando componentes del equipo. Hoy va a haber mucha gente en la línea de salida, rondan los 800 participantes, nunca había estado en una carrera tan multitudinaria y la salida al agua me tiene preocupado.

Foto aita

Entramos en los boxes, que por cierto son larguísimos, para albergar a tanta bici, y vamos colocando todo en su sitio. A falta de 20 minutos me dirijo hacia la playa para dar algún largo que otro, mientras me coloco el neopreno, las chicas están saliendo, así que quedan unos 15 minutos para calentar. El mar está muy tranquilo, no hay olas y la primera boya está bastante lejos, eso está bien.

Foto aita

Me voy colocando en la línea de salida, no me entran casi los nervios, como en otras ocasiones y en pocos minutos dan nuestra salida, con lo que no me da tiempo a pensar en casi nada. Segunda línea de salida y hacia el agua cuando veo salir a los de mi lado, porque de nuevo la bocina no la oigo. Hay que andar bastante para poder empezar a nadar y a la que puedo me tiro he intento no coger grupo grande. Estoy nadando bastante a gusto no he recibido a penas golpes y me encuentro bien, incluso me llega a preocupar si no me estaré yendo hacia un lado diferente, pero levanto la cabeza y veo que voy recto hacia la boya. Llegada para dar el giro y milagrosamente tampoco recibo golpes, muy limpia y sin obstáculos, es la natación deseada. Veo que un gran grupo está muy hacia la izquierda, y aunque estoy nadando solo sin pies de nadie, veo que sigo recto hacia la segunda, así que ni cambio mi sentido. Las siguientes 2 boyas, iguales, sin problemas aparentes y ya solo queda encarar hacia la playa. Estoy muy bien de brazos no me he cansado en exceso, pongo pie en tierra agarro la cremallera y me bajo el neopreno a la primera, en nada estoy con él por la cintura, increíble lo bien que está saliendo todo. Subo las escaleras hacia boxes, encuentro la bici sin problemas y salgo a por el segundo sector. 

Foto aita

Los primeros 3 kilómetros son más o menos llanos con lo que me da tiempo a beber un poco y adecuarme a la bici. A partir de ahí, son pequeñas subidas, rotondas y baches por Donosti, que me hacen sufrir un poco, pero a pesar de que algún grupo se me escapa, intento mantenerme. Finalizado ese tramo, nos dirigimos hacia Orio, unos cuantos kilómetros en grupo a un ritmo súper alto, pero llevadero. Vamos alcanzando a pequeños grupillos, esos que en Donosti se me habían escapado, y nos juntamos un gran pelotón de unos 50 o 60, nunca había rodado con tanta gente. Este tramo trascurre sin muchos cambios hasta que empezamos a subir Igueldo. Yo de pequeño tenía el recuerdo de que era un sitio con atracciones y cosas divertidas, pero las estoy pasando canutas, con las pedazo de cuestas que hay, así que alterno estar de pie con estar sentado para poder sobrevivir. Unos larguísimos kilómetros después llega una rampa rompedora (como si las demás hubiesen sido tachuelas), en la que parece que acaba definitivamente el puerto, pero que va, sigue con falsos llanos y en subida continua, parece que esto no va a acabar nunca. Sí que es cierto que ya las piernas no duelen tanto, pero quieras que no sigues subiendo. Al final de todo este calvario, por fin se llega arriba y ya lo que queda es únicamente bajada hasta Donosti, es bastante peligrosa, con curvas cerradas y asfalto en no muy buenas condiciones, que hay es donde toca tener cabeza y no jugársela.
Y a falta de 4 Km es donde llega la catástrofe:
Curva de derecha, freno para trazarla, pero de repente noto que la bici pega un bote y se me van las manos del manillar, no sé qué ha pasado, ahora estoy con el pecho sobre el manillar y saliéndome recto hacia fuera de la carretera, la bici esta descontrolada, intento frenar de alguna manera, pero me es imposible, me caigo, deslizo por el asfalto, y lo último que veo es una moto de policía que esta estacionada con la que me empotro a toda velocidad, el sonido del golpe es increíble. La moto se ha caído, yo intento levantarme, llega una persona que dice que es médico, yo solo quiero ver que me ha pasado, tengo la pierna izquierda abrasada, manos quemadas, y contusiones por todos los lados. Intento andar un poco, veo que aparentemente “solo” es eso. La rueda delantera se ha salido de la horquilla, el cuentakilómetros y mis gafas han salido volando igualmente. El instinto me hace ir a por la rueda e intentar ponerla, para llegar a box y correr como sea, pero esta como un ocho, se ha destrozado completamente, al igual que muchas partes de la bici y el traje, se acabó la carrera para mí. La frustración y la rabia va en aumento, el dolor lo ira a partir de mañana, quiero saber realmente que ha pasado, me giro hacia la carretera y veo que en plena curva hay un badén cuadrado de los anchos, negro que apenas se ve y no hay nadie de la organización señalando dicho peligro. La indignación va en aumento, como es posible que no lo indiquen, se lo comunico a cualquier persona que viene a ver qué tal estoy, unos dicen que si ellos no son de la organización que si esto que si lo otro, hasta que al final llega uno y se pone en el badén avisando a todos los que vienen por detrás el peligro (ahora verdad).




Me hacen algunas curas, pero lo único que quiero es que me bajen a box por lo menos para decirles a mis padres que estoy bien, pero tengo que esperar a que pasen todos los corredores para ir con el coche escoba. Después de muchos minutos me bajan a box, me curan un poco más y estoy con mis aitas. Ahora toca ir a por el neopreno y las zapatillas sin usar que se han quedado en el box. Después de recoger todo, voy a pedir explicaciones a la organización, pero solo echan balones fuera, ya veo lo que les importa la seguridad de los participantes, así que no solo tengo el dolor por el cuerpo sino, también la incomprensión de unos organizadores, que no saben reconocer errores. 


Yo soy el primero que sabe que tengo que ir con cuidado, y que si cometo un error es mi culpa, pero me voy muy cabreado sabiendo que no ha sido un error mío.
Después de ir a buscar el coche, subir la bici como se pueda, toca llegar a Vitoria para ir al Hospital y que me curen todas las heridas y me hagan radiografías, solo me queda el consuelo de pensar en que podía haber sido peor.


Dar las gracias a todos los componentes del equipo, compañeros y familiares que me han dado sus ánimos, no estaba para muchas palabras, se agradece el afecto sincero de todos esos apoyos.

martes, 19 de junio de 2012

XX.Triatlon de Lekeitio 2012


Vitoria 13h, 28º grados, cielo despejado, sudando mientras meto todas las cosas en el coche y salimos de camino. Durango 14h, cielo con bastantes nubes 20º grados y bajando puerto. Lekeitio 14:30h txirimiri continuo, 16º grados, toca bajar los trastos.
La lluvia que está cayendo no presagia nada bueno, en estos dos años en los que llevo practicando el triatlón, es el peor día que me he encontrado para la carrera. El mar está algo revuelto, la carretera esta mojada y no tiene pinta de que esto vaya a parar. Me dirijo a por el dorsal, toda gente está como buenamente puede, intentado buscar un sitio para resguardarse de la lluvia en los momentos previos. Nunca había visto el entrar en los box con el neopreno completamente puesto, pero hoy no es uno ni dos los que lo hacen. Yo coloco las cosas con muy pocas ganas, la mochila esta empapada, yo estoy igual y lo que se va a quedar dentro del box se va a quedar hecho sopa, así se dan las condiciones de este “apasionante” triatlón de Lekeitio.

Foto Rakel

Me dirijo a la playa con los compañeros del equipo, ya no hay vuelta atrás, esa nunca ha sido la opción. Un poco de calentamiento, unos largos para arriba y para abajo y hacia la línea de salida. Después de la salida femenina nos vamos colocando en posiciones (ahí surge la primera anécdota del día, al lado mío hay un tío, muy concentrado, estudiando muy bien la situación, por curiosidad me quedo con el numero para ver quién era, y después de ver la clasi observo que es la persona que me ha sacado más de 2 minutos en unos tristes 750m. Ha sido el ganador de la prueba, el señor australiano de turno, que makina). Nuestra salida se demora de una forma incomprensible, en estos casos de frio y lluvia, llevar al extremo la norma no creo que sea la mejor opción. Estoy medio tiritando, al igual que la mayoría de los triatletas y después de unos 20 minutos se deciden a dar el bocinazo. Bocinazo que ni oigo, porque hay una línea de salida anchísima, por lo que cuando veo que salen los demás salgo yo, quedándome un pelín atrás.

El tumulto de gente es bastante grande y no se puede nadar nada a gusto, cuando estoy algo mas tranquilo puedo ver con claridad que me estoy escorando un poco hacia la izquierda, así que intento modificar el rumbo hacia la primera boya. Noto como que no tengo fuerza en la piernas y casi no las muevo, solo estoy tirando de brazos y no muy bien que se diga. A pocos metros de llegar a la primera boya las olas son cada vez más altas y eso unido a que se forma el embudo de paso, se convierte en unos continuos tragos de agua y agobio general. La recta hacia la segunda se hace medio aceptable, incluso soy capaz de vez al fondo un gorro que se está hundiendo lentamente. Giro de izquierdas para volver a la playa, se pasa un poco mejor que la primera, pero también están los golpes de por medio. Poco a poco el oleaje va disminuyendo a medida que nos vamos acercando a la playa, en mi cabeza solo esta poner pie a tierra y salir de ahí cuanto antes. 

Foto Rakel

Normalmente siempre sales algo mareadillo del agua, con unas sensaciones raras, pero no sé qué pasa en Lekeitio que salgo, bastante tocado. Subo las escaleras hacia el box entre los ánimos de la gente y llego a la bici, me quito el neopreno muy despacio, parece que la cabeza está todavía en el agua, todo lo demás lo hago a la misma velocidad y salgo hacia el segundo sector. (Segunda anécdota del día, gran transición de Iñigo, con la que por lo menos nos echamos unas risas a la finalización del evento, como esta no te va a salir ninguna mas txapeldun).

Monto en la bici con mucho cuidado, el salto lo dejaremos para otra ocasión, el suelo está muy mojado y no quiero verme en el suelo de nuevo. La salida del pueblo entre adoquines incomoda a la par que peligrosa, y la cuesta del comienzo tampoco ayuda mucho. Me coloco las gafas, pero se me empañan muchísimo y no puedo ver casi nada, pero estoy en un repecho y no puedo quitármelas, así que como puedo llego hasta arriba y en la rotonda, me las vuelvo a poner en el casco, esperando que no se caigan por el camino. La lluvia es continua, y tampoco puedo ir muy bien detrás de alguno, porque el agua que levanta se me mete en los ojos. Lo único bueno, es que pensaba que iba a pasar bastante frio en la bici, pero no hace demasiado y por esa parte son algo llevaderos los kilómetros. Llegada al puerto y ahí que subir como se pueda, algunos makinas me pasan como animales, menudo ritmaco. La bajada hay que hacerla con cuidado, las primeras curvas con mucho tacto, no frena mucho, y a la mínima te puedes caer. Giro de 180º y vuelta a subir “Milloi”, más de lo mismo, me van alcanzando en la subida y la bajada hacia Lekeitio con cuidado. 

El tiempo que he hecho en la bici es lo que menos me importa, lo bueno es que no me he caído, bajo de la bici, se agradecen los ánimos de familiares y compañeras de los del equipo que dicen tu nombre, con ese subidón entro en box y me coloco las zapatillas para hacerlo bien en mi terreno. Pero parece que hoy la cosa no va a ir bien, las zapatillas están empapadas, pero lo malo es que no me encuentro nada a gusto, las piernas están muy pesadas, no me duelen ni nada, pero no puedo ir más rápido. La primera parte es toda subida, en la que tenía esperanzas de adelantar a más gente de lo que al final lo he hecho y después de llegar al faro es bajada hasta meta. Todavía tengo salitre, que noto en cada respiración, ni en la bajada puedo ir suelto, así que me resigno a acabar de la forma más digna posible.
Paso línea de meta con el 72º mejor tiempo en 1:10:21 y con un cansancio general nada comparado a otras ocasiones.


Después de analizar la carrera y los días previos, por lo menos llego a un par de conclusiones, la primera es que no es normal que nadando mejor que nunca en piscina, no llegue a estar en casi ningún momento a gusto en el mar, a la hora de dar brazadas y llevar ritmo, con lo que habrá que empezar a entrenar algo la técnica y la segunda es que lo de donar sangre en plena temporada de competición, no es nada recomendable, puesto que a estos niveles se acusa en demasía. No soy nada partidario de los “y si esto y si lo otro” así que  de estos errores son de  los que trataremos de aprender.

lunes, 4 de junio de 2012

XVIII Triatlon de Ondarroa 2012

Después de las tres primeras carreras de la temporada, hago una reunión con mis ingenieros y se deciden hacer mejoras en el sector de natación. El lunes están pedidas las nuevas piezas y la probabilidad de que lleguen a tiempo para el triatlón de Ondarroa está en duda. Después de hacer el seguimiento minuto a minuto de estas (Southampton-Gatwick-Barcelona-Vitoria), por suerte, el nuevo neopreno llega a mis inmediaciones 2 días antes del evento, por lo que solo queda probarlo para ver si es la talla correcta y esperar ansioso la prueba final en mar abierto.
Por fin llega un olímpico, una distancia que me gusta bastante dadas mis condiciones (o por lo menos eso es lo que yo creo). El día es caluroso, pero la preocupación porque eso pueda cambiar se palpa en el ambiente y en las nubes que se están avecinando. Llego con la family bastante pronto y me dirijo a por el dorsal, ya se empiezan a vislumbrar los colores amarillos del equipo por todos los lados, este finde nos juntamos una veintena de fosforitos.

Foto Rakel

Mucho tiempo dentro del box preparando las cosas y charlando con los conocidos que van a participar en la prueba, algunos novatos y otros ya experimentados. A falta de 20 minutos para la salida femenina me dirijo a la playa para probar a ver qué tal está la mejora adquirida, se adapta bastante más al cuerpo y no se cala tanto como el otro, dejando más libertad de movimientos. La salida de las chicas, da inicio a nuestro tiempo de calentamiento, que a la postre no se hace muy efectivo, porque hay que esperar bastante rato para la nuestra, un poco más de lo normal, puesto que hay que esperar que las féminas pasen el punto en el que nos  podríamos cruzar con ellas.
Estoy colocado a la derecha de la salida, la verdad que no parece un muy buen sitio, ya que el amontonamiento de gente esperando a salir por el lado opuesto es considerable y sobre todo teniendo en cuenta que el mar está bastante revuelto con un desplazamiento de izquierda a derecha bastante apreciable, pero como ya estoy ahí me quedo, ya que recolocarme va a ser muy difícil. El bocinazo llega, entro bastante bien en el agua e intento ir poco a poco hacia la parte izquierda, por lo poco que puedo ver hasta la primera boya, los del grupo cabecero no están muy lejos, tampoco es que sea mi guerra, pero me parece curioso. Vuelta a la derecha a por la segunda, este trozo se me hace bastante llevadero, gracias a la corriente favorable que tenemos y aprovecho para aumentar la brazada. Nueva boya y giro de 180º hacia el otro  lado, es aquí donde empiezan las malas sensaciones, parece que no avance y encima es muy- muy largo lo que nos queda hasta encontrar la última boya, que nos encaminará hacia la salida, así que paciencia y a aguantar. Últimos 300 metros hasta llegar a las escaleras de salida, que casi es el peor tramo, puesto que la gente se empieza a cruzar de forma innecesaria, en una de estas,  golpe en la gafa y agua para dentro, un ojo encharcado hasta el final. La salida del agua se hace a través de unas escaleras estrechas, y con toda la gente que nos amontonamos es muy estresante salir, una vez en tierra firme solo me queda dirigirme al box y cambiar de herramienta. 

Foto Rakel

Esta vez he tomado una buena referencia para saber la ubicación del material, no tardé en llegar al sitio exacto y después de quitar traje, coger casco y poner dorsal cojo la bici y arranco a por el segundo sector. La línea de montaje se hace sobre unos adoquines y es bastante difícil, por lo que ni salto ni nada, paso la pierna despacico y doy la primera pedalada, ya que aparte de eso es en pendiente. Como ya me dijo una vez un tal Rossi, las primeras curvas con los neumáticos fríos hay que hacerlas con cuidado, pero claro, me acorde de eso después y …….ZAS SS, en toda la boca!!! Nada más dar la primera curva a derechas cerrada y en subida, no sé ni cómo, me veo en el suelo porque se me han ido las ruedas, han resbalado como mantequilla en el asfalto y ahí estoy yo preguntándome qué coño ha pasado. Me levanto, me subo de nuevo, intento dar pedales, pero la biela está loca, joder la cadena!!! Bajo de nuevo, me cuesta volver a engranarla, lo consigo, me subo a la bici y para arriba. Mientras yo estoy haciendo todo el teatro, me van pasando por izquierda y derecha, así que el tiempo que había ganado en la natación, lo pierdo con creces a las primeras de cambio, en el comienzo de “mi sector preferido” . La confianza ganada en las curvas de bajada de Zaldiaran se esfuma en un momento, el golpe no ha sido gran cosa, pero la rabia de perder tiempo y sobre todo grupo, es lo que más me está doliendo, pero cosas que pasan, tampoco dura mucho el enfado. Hay mucho sube-baja por la mayoría del recorrido, y siempre me quedo cortado, cuando se podría rodar con algún grupo, así que paso la mayoría del trayecto en tierra de nadie. En las subidas no me cambian bien los piñones, me imagino que a causa de la caída se han quedado algo tocados y tengo que ir con un desarrollo un poco más duro para que no esté saltando la cadena continuamente. Los últimos 10Km los hago más o menos en grupo, por lo que hay que ir empezando a cambiar el chip, para la cabalgada.

Foto Rakel

Dejo la bici y me coloco las zapatillas, hay que dar tres vueltas a un circuito de unos 3Km y poco para completar el tri. La primera vuelta decido tomármela con relativa calma, esto tiene pinta de que se va a hacer largo. No me encuentro con sensaciones de carrera al 100%, pero no voy a disgusto, por lo que decido ampliar un poco el ritmo en la segunda. Ya con mucha gente por el recorrido a pie, es difícil saber si esta en tu misma vuelta o es un doblado, así que me “entretengo” en mirar si llevan pulsera o no y de qué color es, para motivarme. En la mitad de esta segunda vuelta, veo que me pasa una bici de la organización, y al poco tiempo me sacan “bandera azul”. Parece ser que a uno de un país Oceánico, le ha dado por correr un poco más de lo habitual y cuando me dobla, la cinta con el dorsal me da varias vueltas a la cintura, jeje.
Después de pasar por última vez por boxes, solo queda hacer el último esfuerzo para acabar el olímpico, el circuito tiene bastantes curvas,  giros cerrados y alguna que otra rampilla, por lo que llevar un ritmo continuo no es fácil, pero en estos últimos 3000 metros hay que gastar lo que quede. En el último paso por el casco del pueblo, solo me queda aplaudir a un grupo de personas que están en la terraza de un bar animando, la verdad que ha sido de gran ayuda oír como decían tu nombre al pasar. 

Foto Rakel

Y así se llega al final del primer tri olímpico de la temporada con un tiempo de 2:11:52 y un puesto 48 muy sufrido.


En la entrega de premios, nos han dado un premio honorifico al equipo más simpático. La verdad, yo no sé cómo serán los demás equipos, pero lo que sé, es que en este, se respira un compañerismo y buen rollo increíble.

Foto 42.195