Después de este fin de semana por lo menos puedo dejar zanjado el tema de hacer un triatlón al año. Me había apuntado a Hondarribia, hacia mucho que no iba, pero cuando me di cuenta de que fue hace ya 5 años… como pasa el tiempo
Después de currar y viendo que teníamos tiempo nos
desplazamos hacia la frontera con los telerines para disfrutar de un día por
tierras guipuzcoanas. La tarde es buena, aunque el viento pega en ocasiones con
fuerza. Aparcamos cerca de la zona de finalización, cogemos los dorsales y nos dirigimos
a la playa para comer todos los integrantes de la expedición.
Después de jugar en la arena con el cachorro y ver un poco la salida del supersprint que nos precedía, vamos a por la bolsa y a preparar el tinglado para los boxes. Mucha gente en la cola de entrada, pero con suficiente tiempo para estar tranquilos (todavía me acuerdo cuando llegaba a las carreras con el culo prieto y corriendo para meter todo, jajaja). Al salir me doy cuenta de que se me ha olvidado dejar el dorsal, así que vuelvo sobre mis pasos y lo dejo colgado de la bici.
Foto Bea |
Como se que me va a costar me empiezo a poner el nuevo neopreno para la ocasión, no se mete tan fácilmente como el anterior y después de mucho sufrimiento consigo embutirme en el traje. Me dirijo a probar el agua, como esperaba, fría de narices, pero a la altura del año que estamos lo normal. Primeras brazadas para desentumecer y darme cuenta de que sigo siendo el mismo paquete en el agua que de costumbre. Esta vez (y creo que la primera en mi vida salimos antes que las chicas) y cuando veo que la gente se está yendo a la zona de salida salgo del agua para colocarme con ellos.
Al lado de Bizkarra y detrás de Goitisolo y Rendo parezco
hasta de los buenos, pero no más lejos de la realidad, lo que busco es un
lateral donde no pueda ni me pueda molestar mucho. Minutos antes de la salida
bocinazo (creo que sin querer) hace que algunos ya se adelanten un poco, la
anécdota de la salida.
Foto Rakel |
Cuenta atrás y ahora sí que sí, bocinazo y allá que vamos todos al agua. Salgo con todo lo que tengo que no es mucho, pero que narices, tampoco es poco. Cuando parece que ya me he salido un poco del barullo comienzo a intentar poner mi ritmo, pero es imposible, donde normalmente terminan los golpes no dejan de dármelos y aun apartándome sigo con los constantes toques. La natación se hace muy agónica y llegamos a la boya donde por suerte no sufro ninguna aguadilla. Continuando hasta la siguiente siguen las caricias y en una de ellas incluso me agarran intencionadamente del pie y me tiran para atrás, esto si que no lo había sufrido nunca.
Última boya rebasada y nos dirigimos a la playa, mi intención de sepárame del tumulto hace que la natación me salga algo más larga de lo que debería, pero por suerte pongo pie a tierra y vamos a por la siguiente.
Foto Rakel |
Carrera larga por la playa, me bajo el neopreno y no es casi hasta el final donde me quito el gorro y las gafas. Ánimos de la gente y a buscar mi vehículo, con la referencia de Gorka que estaba a mi lado y que está a punto de salir me acerco a la bici, le animo y me empiezo a preparar.
Con todo en orden corro con la bici en mano hasta la zona de montaje, me doy cuenta de que las zapatillas no están con las gomas puestas (se habrán salido o roto) y ya temo que me va a costar ponérmelas a la marcha. Me monto, pero no consigo acercar a meter el pie y el pedal esta girando todo el rato, voy cada vez mas lento, pero por suerte antes de pararme del todo consigo meter la punterita de los pies y darle un poco de velocidad, mala transición para empezar.
Foto Rakel |
En el ascenso veo como me pasan sin casi esfuerzo y si no me
conociese seria una cosa que me derrumbaría. Llego al mini descanso de
Guadalupe y seguidamente comenzamos hacia Jaizkibel. Después de ir un rato solo
me pasa “no muy rápido” un corredor e intento por lo menos aguantar un poco con
él. Lo único que puedo ver es la rueda trasera de la Orbea Blanca que lleva
porque no puedo levantar ni la cabeza. El hecho de adelantar a algunos
compañeros “arrastrado” por el compañero hace que el esfuerzo este mereciendo
la pena, pero a falta de un kilometro para coronar mis piernas ya no pueden más
y le tengo que dejar marchar a falta de muy poco.
A partir del giro de 180 toca bajar sin perder ningún diente, ni en bajada me puedo acercar a casi nadie y solo consigo pasar a un par de ellos. Descenso peligroso en el que después de un par de sustos decido tomármelo con mas calma, pero por lo menos aquí no me adelantan tantos. Después del vertiginoso descenso llegamos al pueblo, paso las rotondas con cuidado y me preparo para la bajada y carrerita hacia los boxes.
Foto Rakel |
Salgo a tope, me siento dentro de lo que cabe “bien”, me
pasa un compañero a toda leche y gracias a ese pique con Iván vamos adelantando
a gente con aparente facilidad (es lo bonito de estas cosas, que salvo en
contadas ocasiones, al final conoces a gente de la leche). Primer kilometro y
el reloj me marca el ritmo, ya no hay vuelta atrás, así hasta reventar. Esta
vez le paso yo a Iván y continuamos a lo nuestro. En el segundo kilometro
rebaso a un chavalín (que luego la Wikipedia de Bizkarra me dijo que tenía 14
años), no tengo mas palabras que jodido crack. Llegamos al paseo, el compañero
de viaje me pasa de nuevo intento seguirle, pero aquí cedo un poco de terreno y
se me escapa unos metros.
Foto Rakel |
Foto Aita |
Entro en 29ª posición con un tiempo de 1:15:06 y reventado sin a penas poder mantenerme en pie para que me quiten el chip, me intento acercar a una valla para allí intentar recuperar el aire. Después de volver un poco a la normalidad voy a saludar a ese pedazo corredor con el que he tenido ese pique sano que tanta chispa nos ha dado, como digo, siempre es bueno conocer a buena gente.
De aquí poco más, me tiro en el suelo con míster Bizkarra compartiendo impresiones de carrera y saludando a viejos conocidos, como los fieras del Tolosaldeko TT Capa y Asier. Después me voy en dirección contraria de carrera para ver como llega Diana y poder ir a buscar a mi padre para las llaves del coche.
Finalizamos con la ducha calentita que tanta falta nos hace
y después de ir de una punta a otra a por las cosas del box volvemos al coche
sin poder asistir a la entrega de trofeos por la distancia entre una cosa y la
otra. Y de esta manera y con el calentón impresionante del día finalizamos una
sesión nueva de triatlón y ya van unos cuantos años en el lio.