Ha llegado muy fuerte el cambio de verano a otoño y se nota
bastante el frio por estas tierras Vitorianas, que aunque no me guste mucho
para el día a día, para correr hace una temperatura ideal. La salida dominguera
era hacia Orduña, posiblemente una carrera en la que unos años atrás, empezó a
forjarse un poco más en serio esta “locura” deportiva.
Llegamos pronto al pueblo, la carrera no empieza hasta las 11:30
y entre coger el dorsal y dar una vuelta, se van pasando los minutos. El cielo está
cubierto, no lleve todavía, pero las previsiones es que algo caiga. La típica pereza
para ponerse de corto es la habitual, así que habrá que empezar a cambiar el
chip para entrar en faena. Listo y preparado para empezar a trotar, me
encuentro con los compañeros del K0 (bueno y la del 42, jeje) charlamos un rato
y empezamos el calentamiento. Se ve mucho ambiente, se nota que esta carrera
cada año va en aumento, y se lo tiene bien merecido. La pierna me sigue
molestando y espero que con el paso de los kilómetros vaya disminuyendo el
dolor. Buen calentamiento, con tiempo y estirando lo necesario y me voy
dirección de la salida. Por la gente que estoy viendo llegar al arco de salida,
hay mucho nivel, bastante foráneo y buenos corredores locales.
Foto David |
Minutos de espera en la línea, pistoletazo y por ello. En
los primeros metros intento buscar mi hueco y ya después de la primera vuelta a
la plaza del pueblo se van estabilizando las cosas. El terreno es irregular e
intento buscar las zonas más planas, para correr más cómodo, solo es por la
zona de la plaza, pero también es donde menos caliente están los tobillos. Se
ha formado un grupo de cabeza bastante amplio y de momento puedo seguirles el
ritmo. Después de salir un poco del centro, volvemos a pasar para dirigirnos a
la periferia, el ánimo de la gente se hace notar en cada paso.
Kilómetro 2 de carrera y tengo al grupo de cabeza a unos 30
metros, y uno de colores fosforitos a lo lejos en primera posición, no sé cómo
le han dejado escaparse, al principio pienso incluso que es uno de la organización.
Vamos muy rápido e intento mantener el ritmo, veo que están controlando la
carrera e incluso aminoran un poco, así que bueno, si a mi ritmo puedo
enganchar con ellos, pues bien. Este pensamiento se difumina cuando a unos 5
metrillos de ellos veo que el grupo se estira, ya han decidido la estrategia.
Me encuentro dentro de lo que cabe bien, estoy yendo un poco más rápido que el 3:30 que me había marcado pero no voy mal. Kilómetro 5 y volvemos a llegar al
pueblo, la rampa de subida hace que disminuya mi zancada y estoy deseando
llegar al avituallamiento para beber un poco. De nuevo ánimos de los amigos, de
mis aitas y a empezar a restar kilómetros.
Foto David |
Oigo las pisadas del corredor que me precede y que no tarda
en pasarme, con lo que intento seguirle algún metro para ver si puedo con su
ritmo, la verdad que me ha pasado fuerte, pero después de sacarme unos metros
la distancia se ha estabilizado y lo tengo a la vista. Nos vamos dirigiendo
hacia la zona menos bonita, donde casi no hay nadie y el terreno es de
gravilla, la pierna se me está empezando a cargar pero ya solo hay que aguantar
unos minutos más. En el kilómetro 8 tengo momento psicológico, los kilómetros
están bastante bien marcados en el suelo, pero resulta que el 7 no lo he visto
y veo a lo lejos una marca de kilómetro, en ese momento mi cabeza piensa “espero que sea el 8 porque si es el 7 me
muero” y tanto es así que tengo que mirarlo literalmente 3 veces para certificar
que es el 8, “buff menudo alivio”. Es
una cosa extraña pero la cabeza juega buenas y malas pasadas en las carreras,
la cual también hay que entrenar, porque al final estas tu contra tí.
Hace algún rato que ha empezado a llover ligeramente, cosa
que se agradece a estas alturas, van pasando los metros y una larga bajada nos
lleva al kilómetro 10, cuesta coger ya el aire, pero me animo a mi mismo,
diciendo que ya está, que solo queda el esfuerzo final. Último repecho de
subida hacia las carreteras centrales del pueblo, al corredor que me precede lo
tengo relativamente cerca, en la penúltima curva, echo una miradita hacia atrás
y no veo a nadie, pienso en apretar un poco para ver si puedo pillar al de
delante, pero decido seguir como voy y con la tranquilidad que me da el no
tener que esprintar, llego a meta chocando la mano de los chavales que se
agolpan en los laterales de meta.
Foto David |
Paso la meta con un buen tiempo 36:29 en posición 19ª, con
lo que se demuestra que este año había un nivel aceptable. Finalmente solo
queda charlar con los conocidos que han corrido y comentar la carrera entre
risas y buen rollo, que al final eso es lo que hace grande cualquier evento
deportivo.
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