La mecha de este 2014 se va acabando y con la media maratón
de Vitoria damos por finalizado el año oficial de carreras en todas sus
variantes. Mañana perfecta donde las haya para correr, frio, ausencia de viento
y ganas, no hace falta más para vestirse de corto. Después de organizar todo lo
necesario, cojo la bici y me dirijo a Mendizorrotza para cambiarme. Al igual
que el año pasado, petado de coches y gente en las inmediaciones, al igual que
repitiéndose la escena pasada, la gente cambiándose, en pleno pasillo de
taquillas habiendo espacio más que suficiente en los vestuarios, parece una
repetición ;).
Mientras me cambio comienzo con las primeras charletas del día
y en cuanto estoy listo me dispongo a trotar. Los días previos no he realizado
apenas actividad, con lo que puedo empezar con soltura. Vuelta al perímetro del
polideportivo y estiramientos llenan estos primeros instantes. 20 minutos para
el comienzo y llevo la chaqueta a la taquilla, más o menos está el pescado
vendido por aquí, así que últimos calentones dirección a la salida y allá que
voy. Por fin, la organización piensa un poco y pone una salida digna de un
evento con más de 4000 personas, nunca
es tarde. Este año hay 3 cajones de salida por tiempos, con lo que me coloco en
el que me toca y espero cuan simio enjaulado a que den la salida.
Se acerca la hora y sin apenas agobios dan la salida.
Primeros metros rápidos, comentario de “venga que ya está hecho” se oye de una espectadora,
no me jodas, jeje, en bajada como era de esperar y sorteando la rotonda se va
formando grupo inicial. De todas las veces que he hecho esta carrera esta ha
sido con diferencia la más limpia de todas, buena para los corredores y buena
para la gente que lo está viendo. Primer Km rapidísimo, pero entraba en los
planes, así que a calmarse un rato.
Foto Rakel |
En la avenida, hay un pequeño grupo que se está
alejando un poco y como tampoco van mucho más rápidos que yo, salto para unirme
a ellos, calentón que refrigero al llegar a su altura.
No me noto muy mal, si bien es verdad que no llevamos ni una
cuarta parte de la carrera, pero voy encontrando ritmo. Pasadas muy bonitas por
las zonas de más público, que hacen ampliar la zancada. La pequeña subida de
Portal de Castilla, hace que me quede rezagado y no recupero hasta volver a
pasar por delante de Mendi.
Foto Fitgüne |
Llegamos a una gran recta, para llegar hasta Adurza,
pasando por Zumaquera. En mi cabeza solo pienso en llegar a la calle los Herrán,
lugar que me agrada recorrer por su mínimo descenso. Tengo referencia visual en
todo momento de la gente de adelante y mantengo la distancia, pero a partir del
8 empiezo a oír llamadas del infierno, las piernas se comienzan a poner
pesadas, aun así todavía no me impide rodar bien, con lo que espero que solo
haya sido eso, una advertencia pasajera.
Foto Saioa |
A lo lejos se vislumbra el arco de los 10 Km y a pesar de
empezar a no estar a gusto, paso por el con un buen tiempo de 35:53. Me alcanza
un nuevo grupo, parece que la tónica va a ser esa, la ir siendo alcanzado en
vez de alcanzar. Normalmente no suelo ser espectador de estas cosas, pero, al
dar la curva para volver a retornar hacia Iparralde, del grupeto de unos 10 con
los que iba, un lumbreras decide que 21 km a lo mejor se le quedan largos y se
mete una recortada que ni delante de un toro, que le lleva del último puesto al
primero (que mira, si lo hacemos todos o la mayoría, pues yo que, se lo hace,
pero a mí se me caería la cara de vergüenza al creerme el más listo de la
clase).
A parte de la anécdota, todo sigue parecido, yo empezando a
sufrir dolores en las piernas y quedando descolgado de todo grupo. Subiendo
hacia la calle Francia, más de lo mismo, llega un grupo e intento seguir, en
esta ocasión está formado por Javi del Arabatri, que me dice que me pegue a
ellos, lo intento, la verdad que esta vez lo intento con más ganas, incluso veo
que mira para atrás para seguir animándome a ello, se lo agradezco como el que más,
pero estoy roto y me libero de la goma que me estaba colocando.
Foto Saioa |
Kilómetro 14 y
ahora sí que no tiene solución, tengo los cuádriceps destrozados, cada zancada
en un dolor indescriptible. Siempre he dicho que se corre como se entrena, por
lo que sabía que esta situación iba llegar, lo que no me esperaba es que fuese
tan pronto ni tan doloroso.
Foto Rakel |
Aquí la situación se convierte en supervivencia, primer
objetivo no andar y segundo no retirarse, así que literalmente, aprieto los
dientes y me vienen recuerdos de la media maratón final del tri de Vitoria y
eso no fue tampoco nada agradable. No sé si es suerte o desgracia, pero
retornamos hacia la parte más afición de la carrera. Intento ir lo más digno
posible, van cayendo inevitablemente los segundos en cada parcial y eso unido a
que ves que la gente te va pasando sin poder hacer nada, me mina moralmente.
Foto Aita |
Después de la larga (a mi ahora todo se me hace largo, jeje)
recta de Manuel Iradier, llega la cuesta del puente San Cristóbal, me
avergüenzo de cómo lo afronto mientras me pasa un nuevo grupo encabezados por
un gran Asier, el cual también me anima, agradecido es poco. Quedan todavía
3Km, una minucia, pero lo multiplico y son todavía muchos minutos de
sufrimiento, a pesar de ir en unas comodísimas 150ppm. Las 2 últimas veces que
me encuentro con mi padre, me dice que lo deje, que no tiene sentido, veo que
también lo está pasando mal. Paso el 19, no lloro en cada zancada, porque no estaré
lo suficientemente hidratado.
Foto Aita |
Al dar la vuelta en Fray francisco, veo la liebre
del 1:20 que esta por detrás. Lo poco que tengo es para intentar que no me
pille, pero todavía quedan más de 1500m y a pesar de que lo intento, en la
subida al Estadio soy rebasado por toda la tropa que le acompaña. Ultimo kilómetro,
llego al giro a duras penas para ser ayudado en la bajada por la pendiente y
solo me queda torcer a la derecha para entrar en el aparcamiento y un poco más
tarde cruzar el arco en 165ª posición en 1:20:20.
Me pongo a andar, apenas lo logro, me estallan las piernas,
imagen de uno vomitando a la derecha, joderrr. Lo único que quiero es llegar a
los masajes, a duras penas puedo subir las escaleras al recinto y entre gemidos
alcanzo la cola. No puedo casi ni aguantar de pies sin estar apoyado en la valla,
“la que has liado pollito”. Después de ver que los recortadores oficiales lo
hacen hasta en estas colas (no tengo ganas ni de discutir) espero a que me
toque el turno. Al cabo de un buen rato, tengo camilla libre y me dirijo a ella
de muy mala manera, tanto que la propia masajista se acerca para ayudarme a
llegar. Me tumbo con dolores increíbles, ella se queda flipada e intenta hacer
lo que sabe, preocupándose en todo momento de mí. Esta un buen rato conmigo, la
verdad que solo tengo palabras de agradecimiento para las chicas que me han
tocado.
Bajo de la camilla y me dirijo a la ducha, cosa que tardo un
ratillo, por las paradas que me encantan, de diálogos post carrera con la gente
que me voy encontrando, para acabar reuniéndome con la family.
Ha sido un año con muchas cosas, primeros meses
espectaculares, difíciles de repetir, pero con ganas de intentarlo, media zona
de lesión dramática, que ha condicionado los siguientes eventos y ultima parte
de intento de recuperación, sin llegar a ello pero dando pequeños pasos. Así
que no se puede pedir más variedad en el mercado señores, al igual que nos
encantan las buenas épocas hay que saber pasar los obstáculos.
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