Toda esta aventura comienza a un mes del evento en el
maravilloso pueblo de Murgia. Allí andaba yo viendo Zuiadu tan tranquilo cuando
me suelta el gran Juli que vendía el dorsal para el Vihalf de Vitoria, yo en
primera instancia como no tenía pensado hacerlo le digo que no, pero cada
minuto le voy dando vueltas, hacer un media distancia con mi par de tiradas
largas de 50m km en bici se me hacía muy cuesta arriba y más sabiendo la dureza
del conjunto. Viendo que tenía “todo a mi favor” jajaja, al final del día y ya
de calentón, le digo a Diana que gestione lo del dorsal.
A partir de aquí empieza el camino, para comenzar me
sorprende la gran labor de los organizadores para cambiar de nombre sin añadir más
gasto (como debería ser en cualquier prueba) y un par de emails después ya está
todo a mi nombre. Hace 6 años que no hago media distancia (la cual se me queda
grande) desde el antiguo de Vitoria que compartía con el ironman. Al Vihalf le tenía
un poco de “miedo” porque las mini cuestas de la bici y sobre todo la carrera ratonera
no me gustaba nada (pero eso llegara más adelante).
El segundo paso era intentar minimizar la desventaja, por lo
que a falta de una idea mejor contacto con la personita que me dejo la cabra la
última vez y tengo la suerte de que la gran Pereiro me la preste de nuevo. A
partir de ese momento, como he dicho al principio, el objetivo era intentar
alargar el par de salidas en bici que podía hacer a la semana, aunque el tiempo
Vitoriano tampoco ayuda mucho.
La natación a pesar de no hacer los metros que hacía antes,
no es algo que me preocupe demasiado y la carrera a pie al final es en lo que más
constante puedo estar, solo me faltaría subir algunos kilómetros más, pero eso
era lo más fácil. Con todo esto van pasando los días, un par de pruebas para
ver cómo se va en la cabra, dolores por varias zonas, pero……llega el día.
Me comentan la posibilidad de poder salir con los chicos de
elite (por ahorrar golpes y agarrones) pero no sé porque no me veo saliendo con
la gente buena y decido quedarme en el grupo que me corresponde.
El día previo, es lo que menos me gusta de estos eventos
largos, soy más de ir a los sitios correr y marchar. Primero ir a por los
dorsales, llegar a casa y empezar el baile de las bolsas, neopreno para un
lado, zapatillas para otro y así más de media hora de organización para poder
llevarlo todo mañana a primera hora.
Este año lo que si voy a cambiar gracias a la “nutricionista
de la casa” es como me tengo que alimentar en el trascurso de la carrera, creo
que lo de ir con un plátano y una naranja, como en los otros 3 medias distancia
que he hecho, no era una buena estrategia. Pregunto cada cuanto hay que tomar
los geles, la barrita y el líquido e intento memorizarlo.
Llega el día de la prueba, yo tenía cogido el traslado a
Garaio con la bicicleta por lo que voy con las tres bolsas correspondientes a
la espalda y con la cabra hasta las universidades, donde está la T2. Dejo la
bolsa de las zapatillas en la percha y mientras se va Diana yo espero a la llegada
de los autobuses. Al pantano llegamos con 2 horas y media de adelanto, me dirijo
a meter la bici en boxes y despreocuparme un poco. Los boxes están de lujo, sin
la típica barra para colgar la bici y con mucho espacio entre unas y otras.
Espero a que llegue Diana y mientras me siento a comer un
poco de arroz que había traído para no estar con el estómago vacío al comienzo
de la prueba. Cuando llega con parte de la expedición del Dida les espero a que
dejen todo y ya me uno a ellos. El paseo hasta la zona de salida del agua con
el viento, las nubes y el frio hace que me entre una pereza impresionante y
solo espero que se me quite en cuanto arranque. Ultima meada previa a la puesta
del neopreno y me voy a probar el agua, que esta fria, pero aceptable con el
traje. Escasos 5 minutos dentro del líquido elemento y nos mandan salir porque
en breve saldrán los elite. Me acerco al arco y después de las 2 salidas
pertinentes nos toca el turno. A pie de agua nos dan el bocinazo y ahora sí que
sí. Primeros metros andando por las piedras hasta poder encontrar un hueco para
poderme tirar y nadar.
Se presente un panorama difícil entre agarrones y golpes y
decido salirme a la parte izquierda del grupo, priorizo el evitar ese agobio
contra la posibilidad de coger algún pie. Sobre los 300 metros la cosa se
empieza a calmar un poco y empiezo a nadar un poco más cómodo. Las pocas veces
que alzo la cabeza apenas distingo las boyas así que como siempre me tendré que
fiar de dónde va la gente. Primeros 500m que me marca el reloj y nos acercamos
a una de las boyas donde de repente nos volvemos a arremolinar varios nadadores
y comienzan de nuevo las hostilidades. No comprendo que pasa, porque no es que
haya mucha curva para que suceda esto, pero lo superamos de la mejor manera
posible con sus correspondientes tragos de agua.
Pasa el tiempo y no siento la vibración del reloj, lo que no
se si con algún golpe se ha detenido o todavía no he llegado a los 1000 (a la
salida me daré cuenta de que algo le ha pasado y se ha parado). Paso lo que
resta del sector sin apenas referencia y únicamente cuando rebasamos una de las
boyas, veo que encaramos camino a tierra firme, por lo que solo queda esperar y
que ese arco pequeño que se ve, se vaya haciendo más grande.
A medida que nos acercamos se va oyendo por los altavoces al
speaker y los gritos de las personas, vaticinando el final de esta natación tan
ajetreada. Veo las piedras, pero hasta que no puedo dejar de nadar no me pongo
de pie y cuando eso sucede me levanto las gafas y me dirijo a por la bicicleta.
La falta de costumbre hace que no me baje la parte de arriba y llego con el
neopreno puesto hasta la bici, que la encuentro perfectamente gracias a la
buena disposición de los boxes. Allí compruebo que el reloj se me ha parado y
lo intento poner otra vez en marcha mientras decido que hacer, porque sorpresa,
esta todo mojado y con txirimiri.
Había dejado unos manguitos, dudo si ponérmelos, pero tomo
la decisión de empezar a meter todo en la bolsa y salir cuanto antes. Paso la
línea de montaje y me subo a la bici, he llevado las zapatillas con las que
suelo salir a rodar y no las de triatlón y me cuesta horrores colocármelas
mientras voy en bici. Un minuto interminable después, consigo que los pies
entren y puedo ponerme rumbo al segundo sector. Me lo tomo con calma, la ligera
lluvia y el suelo mojado hace que no me coloque bien hasta trazar las primeras
curvas y encarar la recta de Heredia. Antes de ponerme estilo flipao acoplado,
diviso a Diana a lo lejos y la rebaso cumpliendo con el objetivo del día, que
era adelantarla, a partir de aquí ya todo es extra jajaja.
Voy cogiendo ritmo y me empieza a rebasar algún corredor,
algo que ya tenía en mis planes y no me desconcentra en seguir a lo mío. La
recta hasta Agurain bastante normal y viendo que el cielo se empieza a despejar
un poco. Cogemos el repecho y nos dirigimos a Gordoa con el viento en contra,
por aquí poco que reseñar, adelanté a alguna chica y me pasan algunos, solo
deseando llegar al cruce para tomar dirección Egino y aprovechar el viento a
favor. En la cuesta de Gordoa rebaso a Saleta y sigo mi ritmo para alcanzar la
parte más alta manteniendo la concentración.
En Zalduondo consigo coger al tercer intento un botellín de
agua por si acaso y como no tengo más sitios para meterlo me lo coloco en el
pecho hasta que tire uno de los que llevo (mala de ser que sea bueno aerodinámicamente
jajaja). Llegando a Araia empiezo con la alimentación y me como una barrita que
me sabe de lujo y continuo apretando mientras se va poniendo el viento en contra.
En la curva de Egino me rebasa un corredor y otro pegadito a él, aquí es donde
empieza el baile de la gente tramposa, que lejos de separarse siguen igual.
Este momento era crucial porque iba a saber si el viento nos iba a ser benévolo
o no y por suerte parece que no nos pondrá muchas trabas para llegar a Vitoria.
En los toboganes se empiezan a formar grupos de ciclistas, iremos unos quince o
veinte y la gente es incapaz de respetar en estas condiciones, no me toques las
narices, en los 90 kilómetros no he echado una mirada para atrás en ningún
momento y algunos están continuamente mirando hacia atrás, en fin, que si en
las pruebas con tecnología esto no se corta, que se va a hacer en estas y no me
quiero ni imaginar lo que hay por detrás con gente mas apelotonada…
Yo como quiero irme con la conciencia bien tranquila cada vez
que me pasa alguien me dejo caer y a pelear, que para eso hemos venido. Antes
de llegar al cruce de Argomaniz me pasa alguien que me saluda y que a duras
penas reconozco por su velocidad, pero es el terreno de Ibarrola y se nota. Ahí
es donde se ven las formas de actuar de cada uno, ha venido ha pasado y así ha
ido adelantando a todo el mundo hasta que lo he perdido de vista después de la
bajada del pueblo, si hubiese querido pegarme a él lo hubiese podido hacer,
pero de verdad se necesitan hacer esas cosas….
Esta zona era la última que quedaba con viento en contra y
nos vamos acercando a la zona final. Por la N-104 voy como un obús (a mi
manera) hasta el cruce de Ilarraza. Llegando a Zurbano se me empiezan a poner
duros los cuádriceps y me voy masajeando para poder terminar la bici. Sobre el
km 85 hacemos la entrada a Vitoria y en la rotonda cerca de mi casa se me va la
rueda de atrás, pero gracias a la suerte no me caigo y consigo ver a mi padre
que estaba más adelante animando. Después del altercado me lo tomo con más
calma callejeando y tomando más precauciones de lo habitual para llegar intacto
a boxes.
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Foto Rakel |
Se va acercando el momento de bajar, decido sacar los pies
de las zapatillas con mucha antelación por si acaso tengo los problemas del
comienzo, pero esta vez salen bien y me dispongo a encarar la alfombra antes de
bajarme. Con las primeras zancadas me encuentro increíblemente bien y después
de “lanzar” la bici a uno de los voluntarios me dirijo a por la bolsa. Mas o
menos la encuentro rápido, la descuelgo echo todo al suelo y me siento, me
coloco los calcetines, se me van subiendo los isquios a cada intento, pero no
va a más. Me guardo los geles y por primera vez salgo con una botella de mano,
no estoy acostumbrado a esto tampoco, pero me asegura poder beber donde quiero
y bastante eficientemente.
Salgo con ganas, pero la carrera es larga y me tengo que
controlar bastante para no pagarlo al final. Saludos a Kiko y a mi hermana (que
estará en todos los lados) y a por el ratoneo. Empezamos por la parte llana
hasta llegar al casco viejo donde comienzan las curvas y sobre todo las
cuestas. La animación es espectacular y te van llevando en volandas, pero eso
hace que me tenga que concentrar más para no venirme arriba. En las cuestas
reduzco bastante la zancada y voy tranquilo para recuperar en las bajadas el
exceso de desgaste.
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Foto Rakel |
Antes de llegar a la cuesta por excelencia está El gran
Osoro animando a pesar del accidente que tuvo, es una persona por y para el
triatlón. Primera de las 3 veces de paso por el Aldapa, animación espectacular
que te ayudan a subir con el punto final de ver en la cumbre al incombustible
Cesar (el diablo) con su inseparable altavoz, toda una institución. Hasta el
gaztetxe sigue la subida y luego toca descansar hasta la catedral. Esta primera
vuelta me la estoy tomando de reconocimiento porque no sabía exactamente por
donde transcurría y de momento no hay muchas personas para poder seguir, por lo
que esta vuelta se hace un poco monótona, pero por lo menos me he quedado con
el recorrido para las siguientes. Porque si las cuestas hacia arriba son
fastidiadas, el par de bajadas fuertes que hay también hay que conocerlas para
intentar no lesionarse.
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Foto Rakel |
Primer paso por meta y tomo el cruce hacia la Virgen Blanca
de nuevo, comenzamos otra vez la aventura por la almendra Vitoriana. Se han
unido más corredores a la carrera y entre eso y que la gente se empieza a
acercar más a verla, esta segunda vuelta es mucho más entretenida entre
adelantamientos y ánimos a doquier. El segundo paso por la gran cuesta todavía
la hago con fuerzas, pero se nota que empiezan a flaquear. Voy viendo los
tiempos de cada kilómetro y me sorprende lo bien que están saliendo, pero sobre
todo voy como siempre, por sensaciones. Sin mucho más que contar llego al
comienzo de la última vuelta. De refilón veo el tiempo que marca en meta y
restándole los minutos que he salido por detrás y lo que se supone que debería
hacer en esta última parece que no voy muy mal.
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Foto Rakel |
Al contrario que en mis otras 3 participaciones en este tipo
de distancia, tengo que reconocer que en esta es en la que mejor me encuentro,
al final, el estar bien alimentado es una de las claves de este mundo, si no
hay gasolina no se puede rendir. Ultima vuelta más y más gente para poder
adelantar y más y más gente que te anima, es muy emocionante cada curva, cada
cuesta que subes y oír tu nombre por algún lado, porque a pesar de que en
muchas ocasiones no pueda saludar las escucho y las agradezco. Tengo a la
tercera fémina cerca y la rebaso antes de la última parte.
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Foto Rakel |
Ultima recta desde el Logia hasta arriba y ya habré
finalizado, cuantas veces abre recorrido estas calles años atrás, pero no de
esta forma, como cambian las épocas…
Cuando llego a la parte más alta, me quedaran todavía unos
500m, me los tomo para por fin disfrutar a sabiendas de que ya está realizado,
ultimo ánimo de mis padres antes de encarar la alfombra en bajada hacia el
arco, Ion va diciendo mi nombre y en última instancia veo a una niña que esta
con la mano para que le choque, me desvío y segundos más tarde rebaso la línea
de meta.
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Foto Rakel |
Al salir más tarde no se en que posición he quedao lo que sí
que se es que cruzo la meta en 4:16:48 posición 26 (después de ver la
clasificación). Como siempre me tomo mi tiempo para coger aire, están
recibiendo a los corredores Eneko y Alain y mientras les saludo solo me sale
“que hi… de p..” todo ello en plan jocoso por la dureza y el buen hacer del
triatlón que han organizado.
A partir de aquí me dirijo a por algo de beber y hago el
camino inverso para animar a los que van llegando y esperar a ver a Diana.
Ahora desde fuera y animando es increíble lo bien que les sienta a los
corredores un poco de ánimo. Hago el último tramo de Diana al lado suyo, aunque
va tan rápido que antes de llegar arriba me tengo que parar para ir andando y
esperarle en meta. Ahora estando todos en el avituallamiento me pongo a reponer
un poco, saludar a los conocidos y dar las gracias a los abuelos por haberse
quedado con el pequeño para poder hacer el evento.
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Foto Diana |
Para finalizar esta gran chapa diré que tenía un poco de
reticencias a la hora de realizar este triatlón, lo primero porque se me queda
largo y no tengo el tiempo para prepararlo. Lo segundo porque seguramente tenía
nostalgia del antiguo evento que había con sus partes en bici más llanas al
igual que su carrera a pie. Desde fuera veía en este evento una carrera a pie
(que es lo que más me gusta) llena de curvas y cuestas en las que no iba a ser
capaz de disfrutar, pero después de realizarlo tengo que decir que me ha
sorprendido, porque si, a pesar de ser dura en su conjunto se disfruta
muchísimo y sobre todo la organización que hay detrás del evento, con gente que
piensa en las personas, que ante diversos problemas que pudieran aparecer
siempre ofrecían una solución adecuada sin dejar tirado al corredor que había
pagado, eso dice mucho de ellos, sin duda y después de realizarlo puedo opinar que
es un triatlón que merece y mucho la pena.
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Foto Diana |