Nueva aventura de fin de semana de triatlón, las previsiones no eran muy buenas porque daban día nublado, pero al final quedó un día bastante bueno con una temperatura de unos 22° y sol.
Al llegar a Lekeitio había mucho ambiente por el pueblo y gente por todos los lados, lo primero era ir a por el dorsal, después de eso unos momentos de tranquilidad antes de entrar al box. Parece una especie de ritual lo de meter la bici y dejar las cosas ordenadas para las transiciones, se intenta dejar lo mejor posible pero siempre parece que hay una mejor manera. Tanto es así, que después de haber salido a última hora tengo que volver a entrar para dejar las gafas en el casco, que se me habían olvidado.
Al ir a ponerme neopreno veo que a mi derecha hay australianos, menudo nivel, me digo yo. Mientras nos dirigimos hacia la playa se ven unas olas bastante grandes, lo cual me hace presagiar un sector de natación bastante complicado. Después de salir las chicas, nos dirigimos hacia la salida. Es bastante aburrido tener que esperar unos 15-20 minutos antes de salir, pero los jueces mandan. La salida complicada, un sitio bastante estrecho y mucha gente, cada uno a buscar el sitio que podía, así que entre las olas y los golpes, un infierno. Nunca había nadado en mar en esas condiciones, era un sube y baja constante rodeado de gente. Hasta casi alcanzar la segunda boya no nado más o menos a gusto, y con los brazos bastante cansados, así que sólo intentó llegar a tierra de la mejor manera posible.
En la salida mucho tumulto, la gente animando y con el desconcierto solo oyes ruido, encima hay que deshacerse del neopreno. Encuentro la bici bastante bien y cuando ya voy a salir me doy cuenta de que no me puesto el dorsal, una breve parada y listo. La gente sale muy rápido por todos los lados e incluso a la hora de subir a la bici casi hay un accidente delante mío. Los primeros momentos entre los adoquines del suelo y que no me había abrochado las zapatillas es algo incómodo así que se agradece la llegada al asfalto. Empieza picando un poco hacia arriba y las piernas se resienten pero no lo llevó mal. Al ir avanzando el sector empiezan las buenas pendientes y a las piernas parece que no les llegan energía, por lo tanto aunque vaya más lento cojo ritmo e intento subir lo mejor posible, vamos lo de siempre, jeje. Las bajadas son bastante rápidas pero se añadía el riesgo de los coches y hubo algún que otro susto. Al llegar abajo media vuelta y otra vez para arriba. En las orillas se iba viendo a corredores parados con la bici, algún que otro pinchazo ya hubo.
La baja fue bastante rápida y en esas circunstancias no merece la pena tirar hacia adelante, puesto que no te vas a escapar del grupo y así reservas piernas. Se acerca el pueblo y toca la última transición. Bajo bastante bien de la bici y de nuevo el ánimo de la gente se hace notar. Me calzo los zapatillas y a correr ha dicho.
Me habían avisado que la mitad de la carrera era cuesta arriba, pero no esperaba que fuese tan dura. De todas formas y como es costumbre veo que voy adelantando gente y eso me motiva un poco más. Deseando llegar arriba doy la vuelta y aunque parezca mentira la bajada no es tan bonita como cuando vas en bici, no puedes pararte y dejarte llevar. Pero bueno ya sólo quedan 2 km y medio y una más hecha.
La llegada como llevo diciendo en toda la crónica, espectacular de ambiente, un último obstáculo antes de llegar a meta (a quien se le ocurrió poner estas escaleras) y el sufrimiento termina en satisfacción. Cuando llegas ves a todos los triatletas que han llegado y los que están llegando, qué sensación, indescriptible. Dialogas con algunos que conoces e intercambiáis experiencias.
Al final posición 68º, una carrera bastante dura pero con una gran recompensa moral.
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