Ya metidos en el otoño, comienza la segunda fase del año, al
lio con el mono-deporte (y no es que yo sea un mono, que también, jeje). Una
carrera de las que hace años no puede faltar en la temporada, desde allá por el
2009, es la Herri Krosa de Orduña. No
hay que madrugar mucho, ni está muy lejos, con lo que las cosas el domingo se
van haciendo con calma hasta que toca la hora de marchar (ni meter neopreno, no
cargar mochilón, ni bici en el coche, que fácil se hace esto ahora…)
Llegada muy temprana al pueblo a falta de más de una hora,
se empieza a ver el ambiente, mucho chándal de equipo, ojeada a las zapatillas
de la gente (que costumbre más antigua, jajaja). Después de rellenar la
inscripción, toca la charleta con
Dorothy,
contándole los detalles, un poco por encima, de lo que iba a ser su
“bonito suplicio”. Sin prisas, me marcho
al coche a vestirme de corto, pequeños estiramientos y trote ligero hacen que
los dolores habituales empiecen a minimizarse.
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Foto Aita |
Entre carrerilla por aquí y por
allá, la plaza ya empieza a estar petada de gente y las calles llenas de arduos
corredores dominicales intentando encontrar la forma idónea a su cuerpo, para
dar comienzo al evento.
A falta de 5 minutos me dirijo hasta el arco, a buscar una
buena posición, pero lo más que consigo es una tercera fila a la izquierda,
bueno espero quitarme a la gente antes de la primera curva. Sin mucho tiempo
para más y deseando suerte a diversos compañer@s se da el pistoletazo de salida.
Apelotonamiento inicial, la curva de
izquierdas está muy cerca y tengo que salir de ahí, con lo que aprieto un poco
y me coloco en 5 posición. Así damos la primera vuelta al pueblo, buscando las
partes planas de la los adoquines de la plaza, para no tener ningún disgusto. Animación
total para este primer paso por el sitio de inicio, y en nada se pone a tirar
un corredor, llega el momento de tomar la primera decisión, “le sigo o me quedo
buscando sensaciones”, el tío que ha pegado el apretón es el que suele ganar
aquí, así que no me lo pienso mucho y decido seguirle a pesar de saber que su ritmo
es un par de puntos superior al mío.
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Foto Aita |
Segunda pasada por el pueblo y noto como nos vamos alejando
los 2, no sé si me pasara factura más adelante, pero la táctica ya está
decidirá. Intento dejarme llevar en la bajada que nos lleva a la periferia,
pero ni con esas, así que hasta en el descenso me toca apretar para no
perderlo. Zona tranquila la que transitamos, llana y con rectas largas, llegada
al kilómetro 2 y me está llevando con el gancho, aguanto lo justo hasta que el
Garmin me marca el ritmo del ultimo Km al llegar al siguiente, 3:09, ahí es
cuando toca tomar la segunda decisión, que se marche, “que así no llego ni al
cinco”. Poco a poco se va yendo y yo intento recobrar el aliento. Hemos dado un
giro de 180º y el viento pega de cara, con lo que toca sufrir para llegar al
ecuador de la carrera.
Me he quedado en tierra de nadie, se me pasa por la cabeza un
par de veces, mirar hacia atrás, pero no querría desmoralizarme, con lo que
cabeza alta y hacia delante, como en los entrenos. Toca sufrir la primera
cuesta por las calles del casco, por suerte los aplausos de la gente levantan
mis entumecidas piernas del asfalto,
para llegar al primer avituallamiento.
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Foto Arkaitz |
Aprovecho la bajada para beber y me meto
en el callejeo anual por los estrechos repechos de la villa. Ahora por mi mente
solo ronda la idea de, en qué kilometro me van a pillar, paso el 6 y digo,
bueno por lo menos he llegado aquí. Kilómetro 7 y se complica un poco más la
cosa, la segunda parte de la carrera es la menos bonita, se empina y no hay apenas
ambiente, me encuentro completamente solo, bueno miento, por parte Egipcia me
acompaña Ra y por parte Griega Eolo, que se alían para que esto no sea un paseo
de rosas. Es imposible avanzar, las piernas me duelen y la mesa con el segundo
refrigerio parece que no se acerca nunca, a pesar de tenerla a la vista hace
bastantes metros. Km 8 curva de derechas, por primera vez miro a ver dónde están
los perseguidores, los veo lejos, no me pueden pillar. Me conozco el recorrido
y la parte más dura casi esta pasada, me queda una recta de unos 300 metros,
llegar al 9 y apretar en la bajada antes de callejear de nuevo. Ahí es donde me
dejo llevar, amplio la zancada, los pulmones se llenan otra vez de oxígeno. Los
voluntarios me van indicando el camino hacia meta, a la par que me dan sus
aplausos en cada curva, solo quedan 3 giros, 2-1 y encaro recta de meta. Los
chavales están con las manos para que les choquen, así que miro por última vez
a ver si viene alguien y lo único que observo son adoquines inanimados, con lo
que bajo el pistón, bajo ritmo y agradezco los ánimos como se merecen.
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Foto Rakel |
Llegada a meta, tiempo de 35:55 en ¼ de maratón (como suena
eh?) y en la posición que he estado el 95% de la carrera, una segunda plaza muy
sufrida y aprendiendo a correr. En la llegada, como de costumbre, saludos,
risas, cambios de impresiones y sobre todo colegueo.
Después han corrido lo txikis, después mi sobri en los
minitxikis, una gran idea para este tipo de eventos, que los convierte en una
manera sana y entretenida de educar desde la base.
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Foto Rakel |
Y por último toca la entrega de premios, me acuerdo que hace
un tiempo dije que no sé cómo sería estar ahí recibiendo algún obsequio en
alguna carrera, y este año ya lo he podido saborear en tres ocasiones. Reconocer
el esfuerzo y el gran trabajo de este pueblo, que cada año se supera con la organización
de esta Herri Krosa, es increíble como unos, con 5 euros puedan hacer virguerías
y otros……
Para finalizar, cogemos camino a Vitoria y nos pegamos una
comidota familiar espectacular y con buenas risas incluidas, así sí que se
recuperan las proteínas, vitaminas o lo que sea que haya perdido….
Dorothy?? Eso es una expresión?? Me gusta como escribes! Adelante maquina!
ResponderEliminarEs un "mote" de una persona ;)
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