A escasos días del final de este 2017 mientras curioseo las
redes sociales, aparece en Facebook una carrera cerca de casa, se trata de una
San Silvestre organizada en Nanclares pero por la mañana. Sabiendo que la de
Vitoria, en caso de hacerla, va a ser en plan colegueo me intereso un poco más
y observo que es gratuita, también veo que dan una “para mi” ingente cantidad
de dinero (que es una cosa que no me gusta en carreras populares, pero bueno) así
que a falta de 6 días me inscribo en la prueba para pegarle un apretón al
cuerpo entre comilona y comilona.
Llegamos el domingo con tiempo al pueblo, no sin antes pasar
el control policial que ha montado la Ertzantza por donde nosotros entramos,
jeje. Parece que la lluvia nos va a respetar justo justo, pero lo que sí que está
presente es el amigo Eolo. Al ir a recoger los dorsales diviso a los que a la
postre se llevarían los premios, unos billeticos fáciles de ganar no hacen mal
a nadie no? Charlo con Urko y aunque no
le hace falta le animo para que salga a tope. Poco menos de media hora y me
empiezo a cambiarme.
Del recorrido solo sé que empieza bastante potente y luego estaré
al verlas venir, con lo que después de dejar los trastos empiezo a calentar.
Como siempre gente conocida en estas cosillas, no somos más de 100 personas,
pero todos con una sonrisa en la cara. Se van haciendo los grupitos en la
salida, tampoco va a ver mucho problema así que me quedo donde estoy hablando
con Arkaitz.
Dan la salida y tras la primera curva empiezo a colarme hacia
los puestos de cabeza, Ivan parece que se quiere tomar las cosas tranquilas y
vamos a ritmo lento y soltando alguna que otra broma, Enaitz comenta la
posibilidad de jugárnosla en los últimos 100m, el no hay huevos me sale del
alma jajaja.
Foto Iban |
Y hasta aquí las risas, por lo menos hemos restado medio Km, que
es cuando empiezan los galgos la carrera, se escapan Haimad, Fernández y Urko,
sabiendo que esa no era mi liga, me quedo en la subida todavía hablando con
Enaitz hasta que empezamos a pillar un poco el ritmo.
Como suelen decir, siempre que se sube hay que bajar y
acabado el ascenso nos tiramos por los toboganes hasta recuperar la altitud
inicial. Cruzamos el puente y diviso que uno de los integrantes de cabeza se
está quedando y lo que iba a ser una carrera rápida pero controlada hace que se
convierta en un intento de acecho al tercer puesto.
Foto Mikel Aguirre |
La recta que nos aleja del
pueblo pone el viento en nuestra contra y en el repecho final de esta hacemos
el giro de 180º, Urko e Ivan me animan a apretar, cosa que estoy haciendo
mientras que vea una ligera esperanza de poder alcanzarle. Reduzco la
diferencia en la vuelta de la recta pero cada vez veo más complicado pillarle,
a pesar de no estar bien, su ritmo malo es mucho más alto que mi ritmo bueno.
Continuas miradas hacia atrás me dicen que está controlando la distancia y cada
vez quedan menos metros.
En los 2 últimos Km y después del curveo al adentrarnos por
el pueblo, la diferencia se estabiliza y a partir de ahí no consigo aproximarme
a él. El viento también hace de las suyas entre fachada y fachada y en el último
Km reduzco un pelín el ritmo sabiendo que ya va a ser imposible su caza. Llego
a la zona adoquinada recuperando el aliento por los tramos que en todo momento
han estado perfectamente indicados y llego a la plaza de donde hemos salido
después de cruzar el puente, esquivar un pivote y chocar la mano de un alegre
jovenzuelo.
Foto Mikel Aguirre |
Al final 4º puesto en
un tiempo de 21:44 para estos poco más de 6 Km. En la meta me tomo el refrigerio
y espero la llegada de los demás atletas después de felicitar a los
velociraptors. Pocas veces coincido con la ganadora femenina, con lo que
aprovecho para felicitarla e intercambiar 4 palabras. Después de ver entrar
hasta la última persona, nos dirigimos a ver la entrega de premios y como el
tiempo parece que está cambiando piano piano nos vamos dirigiendo hasta el
vehículo para retornar a la capital Alavesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario