martes, 19 de junio de 2012

XX.Triatlon de Lekeitio 2012


Vitoria 13h, 28º grados, cielo despejado, sudando mientras meto todas las cosas en el coche y salimos de camino. Durango 14h, cielo con bastantes nubes 20º grados y bajando puerto. Lekeitio 14:30h txirimiri continuo, 16º grados, toca bajar los trastos.
La lluvia que está cayendo no presagia nada bueno, en estos dos años en los que llevo practicando el triatlón, es el peor día que me he encontrado para la carrera. El mar está algo revuelto, la carretera esta mojada y no tiene pinta de que esto vaya a parar. Me dirijo a por el dorsal, toda gente está como buenamente puede, intentado buscar un sitio para resguardarse de la lluvia en los momentos previos. Nunca había visto el entrar en los box con el neopreno completamente puesto, pero hoy no es uno ni dos los que lo hacen. Yo coloco las cosas con muy pocas ganas, la mochila esta empapada, yo estoy igual y lo que se va a quedar dentro del box se va a quedar hecho sopa, así se dan las condiciones de este “apasionante” triatlón de Lekeitio.

Foto Rakel

Me dirijo a la playa con los compañeros del equipo, ya no hay vuelta atrás, esa nunca ha sido la opción. Un poco de calentamiento, unos largos para arriba y para abajo y hacia la línea de salida. Después de la salida femenina nos vamos colocando en posiciones (ahí surge la primera anécdota del día, al lado mío hay un tío, muy concentrado, estudiando muy bien la situación, por curiosidad me quedo con el numero para ver quién era, y después de ver la clasi observo que es la persona que me ha sacado más de 2 minutos en unos tristes 750m. Ha sido el ganador de la prueba, el señor australiano de turno, que makina). Nuestra salida se demora de una forma incomprensible, en estos casos de frio y lluvia, llevar al extremo la norma no creo que sea la mejor opción. Estoy medio tiritando, al igual que la mayoría de los triatletas y después de unos 20 minutos se deciden a dar el bocinazo. Bocinazo que ni oigo, porque hay una línea de salida anchísima, por lo que cuando veo que salen los demás salgo yo, quedándome un pelín atrás.

El tumulto de gente es bastante grande y no se puede nadar nada a gusto, cuando estoy algo mas tranquilo puedo ver con claridad que me estoy escorando un poco hacia la izquierda, así que intento modificar el rumbo hacia la primera boya. Noto como que no tengo fuerza en la piernas y casi no las muevo, solo estoy tirando de brazos y no muy bien que se diga. A pocos metros de llegar a la primera boya las olas son cada vez más altas y eso unido a que se forma el embudo de paso, se convierte en unos continuos tragos de agua y agobio general. La recta hacia la segunda se hace medio aceptable, incluso soy capaz de vez al fondo un gorro que se está hundiendo lentamente. Giro de izquierdas para volver a la playa, se pasa un poco mejor que la primera, pero también están los golpes de por medio. Poco a poco el oleaje va disminuyendo a medida que nos vamos acercando a la playa, en mi cabeza solo esta poner pie a tierra y salir de ahí cuanto antes. 

Foto Rakel

Normalmente siempre sales algo mareadillo del agua, con unas sensaciones raras, pero no sé qué pasa en Lekeitio que salgo, bastante tocado. Subo las escaleras hacia el box entre los ánimos de la gente y llego a la bici, me quito el neopreno muy despacio, parece que la cabeza está todavía en el agua, todo lo demás lo hago a la misma velocidad y salgo hacia el segundo sector. (Segunda anécdota del día, gran transición de Iñigo, con la que por lo menos nos echamos unas risas a la finalización del evento, como esta no te va a salir ninguna mas txapeldun).

Monto en la bici con mucho cuidado, el salto lo dejaremos para otra ocasión, el suelo está muy mojado y no quiero verme en el suelo de nuevo. La salida del pueblo entre adoquines incomoda a la par que peligrosa, y la cuesta del comienzo tampoco ayuda mucho. Me coloco las gafas, pero se me empañan muchísimo y no puedo ver casi nada, pero estoy en un repecho y no puedo quitármelas, así que como puedo llego hasta arriba y en la rotonda, me las vuelvo a poner en el casco, esperando que no se caigan por el camino. La lluvia es continua, y tampoco puedo ir muy bien detrás de alguno, porque el agua que levanta se me mete en los ojos. Lo único bueno, es que pensaba que iba a pasar bastante frio en la bici, pero no hace demasiado y por esa parte son algo llevaderos los kilómetros. Llegada al puerto y ahí que subir como se pueda, algunos makinas me pasan como animales, menudo ritmaco. La bajada hay que hacerla con cuidado, las primeras curvas con mucho tacto, no frena mucho, y a la mínima te puedes caer. Giro de 180º y vuelta a subir “Milloi”, más de lo mismo, me van alcanzando en la subida y la bajada hacia Lekeitio con cuidado. 

El tiempo que he hecho en la bici es lo que menos me importa, lo bueno es que no me he caído, bajo de la bici, se agradecen los ánimos de familiares y compañeras de los del equipo que dicen tu nombre, con ese subidón entro en box y me coloco las zapatillas para hacerlo bien en mi terreno. Pero parece que hoy la cosa no va a ir bien, las zapatillas están empapadas, pero lo malo es que no me encuentro nada a gusto, las piernas están muy pesadas, no me duelen ni nada, pero no puedo ir más rápido. La primera parte es toda subida, en la que tenía esperanzas de adelantar a más gente de lo que al final lo he hecho y después de llegar al faro es bajada hasta meta. Todavía tengo salitre, que noto en cada respiración, ni en la bajada puedo ir suelto, así que me resigno a acabar de la forma más digna posible.
Paso línea de meta con el 72º mejor tiempo en 1:10:21 y con un cansancio general nada comparado a otras ocasiones.


Después de analizar la carrera y los días previos, por lo menos llego a un par de conclusiones, la primera es que no es normal que nadando mejor que nunca en piscina, no llegue a estar en casi ningún momento a gusto en el mar, a la hora de dar brazadas y llevar ritmo, con lo que habrá que empezar a entrenar algo la técnica y la segunda es que lo de donar sangre en plena temporada de competición, no es nada recomendable, puesto que a estos niveles se acusa en demasía. No soy nada partidario de los “y si esto y si lo otro” así que  de estos errores son de  los que trataremos de aprender.