miércoles, 17 de junio de 2015

I Triatlon Salamanca MD Desafio Castilla y León 2015

Y ya tocaba si, algún día de este año tenía que hacer alguna carrera multideporte y ha tocado cerca de mi pueblin, así que al lio.
Viernes por la mañana y salimos parte de la comitiva dirección Salamanca (el resto de telerines irían el sábado). Prefería ir con tiempo, el triatlón era el domingo pero, cuando se puede, pues se aprovecha. Llegada a Santa Marta, el pueblo donde he pasado casi toda la infancia en vacaciones, ni Marina D´or ni Peñiscola, yo era de pueblo, así que había que ir.
El sábado decido dar una vueltica corta con la bici, para ver que todo está correcto y cuando regreso, me acerco con mi sobrina, aprovechando la proximidad, para ir a por el dorsal dando un paseíllo. Después, comida con familiares, mi estado de saturación de pasta empezaba a estar hasta las narices, pero me tocó ser el raro, again, jeje. Y sin más, a la cama prontito, que a las 6 toca la retreta.
Tempranito suena el despertador y medio dormido hago los quehaceres matutinos, últimos preparativos y a por ello. Mañana fría, con nubes y pinta de llover, pero como ante eso no se puede hacer nada, mejor pensar en otras cosas. Aparco cerca de los boxes, y antes de hacer nada, oteo como va a ser un poco todo el jaleo. No solo no he hecho ningún triatlón este año, sino que encima me lio la manta a la cabeza y hago un medio, así que la preparación previa cambia un poquillo.

Foto Aita
Lo primero que me encuentro son unos box, con muy poco espacio entre bicis y por el carril central, que es por donde tengo que salir, así que preparar las cosas hace que tenga que hacer algún contorsionismo mas de la cuenta, pero después de un rato repasando, creo que lo he dejado bastante bien y me salgo.
Primeras charletas con la gente, no hay tanto conocido, pero alguno que otro chavalote del norte se ha dejado caer. Poco antes de la cámara de llamadas, troto un poco para lubricar el cuerpo y me enfundo el neopreno para entrar a la hora y que no me sancionen. 

Foto Aita
Paso de lista como en el cole y bajamos al rio. Desde que me apunté llevaba esperando este momento, en el rio Tormes es donde yo “aprendí” a nadar, esa era nuestra piscina de pequeños, con sus corrientes, sus pozas y sus cangrejos, ahora me resulta impensable que hagan cosas así. Pues nada, ahí me meto y comienzo a dar unos largos, oigo algunos quejidos de que el agua esta fría, estos no han ido al cantábrico… y sin mucho más que contar se da la salida.
Somos unos 200 y los primeros metros no resultan nada agobiantes, puedo nadar por donde quiero y no hay golpes ni roces.

Foto FOTOS EDS
Los primeros 500m son una especie de incomodidad por tener la sensación de no tener fuerzas ni en brazos ni en piernas, pero es algo que me pasa habitualmente, así que solo espero el momento de coger ritmo. Van a ser 2 vueltas y apenas hay corriente (aunque algo se notaba, más que nada por los tiempos de ida y vuelta). A partir del primer giro empiezo a nadar más a gusto, no más rápido, pero si de una manera más sosegada. Intento coger algunos pies, pero como soy muy malo para ello, solo me limito a seguir a los que tengo delante y punto. Así trascurren los 2000m, como siempre regalando distancia, si es que…
Salida del agua bastante adelante y entre que hay que entregar el gorro para la toma del tiempo y me tengo que bajar el neopreno, al final casi no hago ni una cosa ni la otra, me aturullo y me quito el gorro, que es lo importante y a seguir. 

Foto FOTOS EDS
Ahora es cuando toca pensar, que cojo, como lo cojo y demás, a estas que voy a salir, me comentan que tengo que meter el neopreno en la bolsa, así que vuelta a dejar la bici, a lo que manden , que es mejor que perder 5 min en el penalti box (gracias por avisar). A partir de aquí es cuando empieza de verdad el triatlón, por una parte creía estar más tranquilo, porque había menos desnivel acumulado del que en un principio pensaba, pero el perfil es el perfil y ese sí que no engaña. Salida del pueblo y ya empezamos con subidita, cada vuelta va a constar de cuatro sube-bajas y un último trozo de unos 5 Km en descenso hasta meta, y así 4 veces. A la suma de este rompe-piernas hay que añadir el estado de la carretera, rugosa y en muy mal estado en su mayoría, lo de la dureza bueno, cada cual lo que hay, pero lo del del firme sí que no lo veo adecuado para la celebración de algo así, pero bueno es lo que hay, quedan 90 Km por delante y para colmo se une a nosotros el viento para completar la cuadratura del círculo…

Foto Ama
La primera vez que me cruzo con Asier el Vibiker, entre ánimos, me dice que voy 9º, sé que va a ser efímero y a partir de ahí me siento como un pastor pero de los malos, a conta gotas se me escapan las cabras, me pasan en llano, les paso en subida, pero al final se van alejando poco a poco. La primera vuelta la doy en plan aprendizaje, para ver cómo me tengo que regular y es un privilegio el poder contar con la carretera cerrada, sin peligro de vehículos. En la segunda me encuentro mejor, sin tener la incertidumbre de por dónde voy a ir. 

Foto Aita
Voy comiendo más o menos como tenía pensado, la hidratación tampoco la descuido, pero al no hacer mucho calor tampoco me obsesiono. Lo único bueno de las vueltas es que  el espectador te puede ver más veces y no se le hace tan aburrido, justo al revés que a nosotros, pero esos ánimos se agradecen. Tercera vuelta sin pena ni gloria y cuarta con unas ganas de acabar que no te puedo ni contar. El único trozo que me gusta, son los últimos Km donde bajas directamente a la ciudad de nuevo, donde puedes mantener un ritmo constante, cosa que en los demás sitios es imposible. En esta última vuelta agradezco a un grupo de gente que se ha puesto a animar en el sitio más recóndito del circuito, pero con sus megáfonos y su música valía la pena pasar por ahí, menudos fieras. Y ahí estoy yo llegando a los box y preparando la bajada a la media maratón, bufff que recuerdos más malos me venían cada vez que me acordaba lo que iba a sufrir todavía.

Foto Rakel 
Me coloco los calcetines, me cojo la naranjica para el camino y a ver que nos depara. De nuevo van a ser 4 vueltas y aunque básicamente es llana tiene 4 o cinco de esas subidas que matan. Comienzo con un dolor de espalda terrible que me molesta de sobremanera, cada zancada es una punzada que me impide coger aire, pero espero que se vaya pasando cuando el cuerpo se acostumbre a los impactos y a la verticalidad. La primera vuelta entre eso y que en las subidas tengo amagos de que se me suban los isquios, no lo paso nada bien, el único consuelo es que me he comido 5 Km.

Foto Aita
En la segunda intento cambiar un poco la forma de correr aprovechando que el dolor de espalda ha disminuido y es en la que más a gusto me encuentro. Los tiempos no son para tirar cohetes, pero es lo que hay y hay que acabar.
La gente que ha ido, en su mayoría se ha volcado con los corredores, da igual quien seas, siempre tienen ánimos y en cada sitio hay una persona que te quedas con ella. Tercera vuelta y empieza a decaer la cosa, mi sobrina a mi paso incluso me echa carreras por fuera de la pista y encima me gana la muy perra. 

Foto Ama
Por suerte llego a la última vuelta, me noto vacío, sin fuerzas para mover las piernas, pero es la última y aunque los tiempos se han disparado, lo único que me importa es llegar a meta. Voy engañándome y poniendo metas próximas, “va si solo es hasta ese puente, va si el giro está ahí al lado, bueno ultima cuesta, cruzar el puente y lo tienes hecho…” y de esta manera consigo llegar a la última subida que me lleva hasta línea de meta, el speaker me da la llegada y me agacho para la medallica (que me tengo que apoyar en la chica porque casi me caigo, jeje).

Foto Luisa
Llego en 19ª posición en 4h 57min 37s agotado como un perrillo, pero contento y satisfecho de lo realizado. Como estaría mi cabeza desde el minuto uno, que como anécdota (y esta es otra más para la colección) he llevado las gafas sin un cristal, que se me habrá caído al inicio de la bici y no me he dado cuenta, así que he ido a lo Terminator por todo Salamanca, jeje.


Para finalizar, me coloco en la zona de masajes, lo necesito más que a nada, y cuando me toca, gracias al profesional que me hace ver las estrellas, disfruto a posteriori de una recuperación mejor de lo esperado. En general lo he visto bien organizado, con buenos voluntarios (que se les reconoce su trabajo) aunque habría que trabajar el sector de bici, pero como digo, bastante bien.

Ahora solo queda comer de nuevo con las family y despedirse hasta una nueva vuelta, que en mi caso, cada vez son más escasas.