martes, 17 de diciembre de 2013

XXXVI Media Maratón Vitoria 2013

Gooodddd mooorrrnnnnniiiinnnnggggg Vieeettttnnnaaaammmmm!!!! No sé porque pero se me ha venido a la cabeza. Hoy a 16 días de finiquitar el año, toca “degustar” la última carrera seria de la temporada. Llega La Media, evento Gasteiztarra por excelencia, y aunque ya me pillo los dedos con la distancia, la verdad que me encanta correr y sentir la adrenalina de dar lo máximo por sus calles y espero que el catarrillo que he tenido durante esta semana no cause mella. La dopamina mañanera a base de pasta no es que entre muy bien, pero sé que se agradecerá. Todo en orden a 60 minutos vista, así que toca coger bici y desplazarse hasta Mendizorrotza, para ir comprobando por los termómetros de la ciudad, que no hace ni frio ni calor….
A 500m para llegar, mi retina se queda con la primera imagen impresionante, mucha mucha gente, unos ya cambiados, otros en coches esperando a pasar, en definitiva, cambio radical en comparación al paso por el mismo lugar, a la misma hora un día cualquiera, esto empieza a molar. Aparco el vehículo a la puerta del recinto y me dirijo a cambiarme, la gente está agolpada por las taquillas haciendo lo mismo, me imagino que no sabrán que hay vestuarios ;). Me lo tomo tranquilo, haciendo todo con calma y poniendo el modo carrera en la cabeza, hoy va a hacer más falta que nunca.
Empiezo trotando por las cercanías, dándome cuenta de que algunas zonas están algo heladas, por lo que la precaución reina en estos primeros instantes. Encienden la megafonía, todo marcha según lo previsto y a  la espera de unos compis me pongo a estirar. Corredores, espectadores y lo mejor, animadores, van de un lado para otro. Segundas carreras para ir engrasando las articulaciones y a falta de 10 minutillos la sudadera para la taquilla y hacia la salida. El arco esta petado, hacerse un hueco va a ser tarea imposible, con lo que me quedo al lado derecho detrás de un sinfín de personas. El GPS no me coge ni los satélites de lo apretujados que estamos, y cuando justo dicen que queda un minuto para que salgamos dan el pistoletazo, pues sí que ha habido organización…

Foto Adolfo Garrido
No sé a qué lumbreras se le ha ocurrido, que este año se salga desde el propio parking, puesto que si ya nos ha costado arrancar, a 50m vuelve la parada y los empujones para intentar hacer un giro imposible de 90º. Paso andando a la calle principal y viendo la dificultad de avanzar, a la mínima oportunidad, me meto detrás de los espectadores para incorporarme al carril bici. Antes de la rotonda y gracias al apretón, veo que en la carretera de nuevo hay hueco, así que me uniré al resto. Un par de cruces y desgaste extra después, encaramos la avenida, me lo tomo con “calma” intentando estabilizar las pulsaciones y el aliento, a la par que intento responder a las preguntas que el Garmin me está haciendo, para ver si encuentra los dichosos aparatos satelitales, jajaja (cuando no es la cinta es el reloj).
Giro de 180º y los grupos ya se empiezan a estirar, ahora toca ir decidiendo lo que voy a hacer, me veo con fuerzas, pero claro es solo el 2º kilómetro y es aquí cuando el reloj revive y me empieza a marcar el ritmo. El ánimo de la gente en el Puente Castilla hace que me decida a arriesgar, salto a por el siguiente, la idea está tomada, aguantar hasta petar.

Foto Adolfo Garrido
Giro de izquierdas para volver casi al punto de inicio y coger la recta interminable de La Zumaquera. Llegamos al cinco, el primer avituallamiento se acerca y no sé qué hacer, normalmente no cogería agua, pero claro, no es una de 10, así que estiro la mano, mierda la primera al suelo, lo intento con una segunda,  mismo resultado, tengo todavía las manos heladas, pero gracias a un compañero que me cede algo de la suya, puedo mojarme un poco los labios.
Llevamos buen ritmo a pesar de picar hacia arriba y dentro de poco terminaremos la calle para acceder a Los Herrán, que no sé porque, pero me gusta correr por ahí. El grupo se mantiene, yo no me despego del corredor que me precede, estamos llevando unos ritmos elegantes. 

Foto Sergio
Un poco antes de finalizar la calle, alcanzamos a varios corredores y nos dirigimos hacia Portal de Villarreal. Continuamos con la misma tónica y damos la vuelta para volver hacia el centro de Vitoria. Pienso en la subida hacia la Calle Francia y me da un pequeño bajón, en ese tramo veo como uno de los de adelante se para, se ata bien la zapatilla y nos vuelve a pasar como si nada, con eso en la cabeza parece que no me ha costado tanto…
Los rayos del sol golpean mi rostro nada más girar, pero la estampa es impresionante, nos vamos acercando al Km10, aquí la cosa esta clara, naranja fijo, así que estiro la garra y cojo mi dopamina particular, aprovecho la bajada de La Calle La Paz para comerla y ponerme como un cristo, con los correspondientes metros de después para volver a coger ritmo de respiración, pero el beneficio gana, ritmo de 3:29 en este primer sector, Alberto se te está yendo la pinza. Vuelvo a sentir las “piernas ligeras” y gracias a las palmadas del respetable comienza la cuenta atrás (nunca algo tan simple pudo hacer tanto). Al paso por El Ciudad De Vitoria un griterío tremendo hace que hasta me asuste un poco,con el ruido ensordecedor de unos chavales tocando las trompetas, continuo con el compañero de viaje que me he echado y de momento lo aguanto.
En la calle Manuel Iradier comienzo a notarme algo cansado, las piernas me dan los primeros avisos, pero el cazar a otro me motiva para reengancharme y librar esos metrillos que había perdido. Subida brutal (si ya sé que no es gran cosa pero…) del puente San Cristóbal y pasamos en bajada hasta La Calle Heraclio Fournier, para enlazar un poco más adelante con el antiguo recorrido de otros años. 

Foto Aita
Después del ligerísimo ascenso, toca picar hacia abajo para llegar Mendizabala, me dejo llevar y la recompensa de la naranja está a escasos metros. Esta vez las piernas no responden de la misma manera al chute, me empiezan a pesar horrores, pero al paso por el punto de inicio, se graba la segunda imagen del día, una multitud agolpada en la curva, todo es como un flash y no diferencio a casi nadie, tremendo, así que no se puede dar síntomas de desfallecimiento ;). Recta de Nieves Cano, no puedo más, del kilómetro 17 al 18 parece que has pasado horas, en mi mente inserto que solo quedan 3Km , ya está casi hecho. 

Foto Aita
Giro de 90º+90º y toca afrontar el Camino de la Universidad, lugar por el que suelo ir entrenando, pero hoy toca en sentido contrario.
Aquí ya me empiezo a quedar descolgado, me pasan 3 o 4 a la vez que adelantamos a otro, lo intento, de verdad que lo intento, pero no puedo ir más rápido, estoy a 5m pero no llego a ellos. Ultimo paso por el Prado, ánimos increíbles de nuevo, hacen lo imposible por intentar alargar la zancada, este último tramo es mortal, la recta del Estadio no se acaba nunca, yo creo que da igual al ritmo que vayas, ahí siempre se pasa mal y encima es el final de muchas de las carreras. 

Foto Rakel
Por fin llegamos a la curva para picar hacia abajo, por delante no voy a ir a por él y por detrás están lejos como para quitarme un puesto, así que queda dar el último giro a derechas y visualizar el arco.
Al ir acercándome veo en el crono por primera vez mi tiempo de carrera, estoy por debajo de 1:15 y no creo que lo rebase, una marca bastante codiciada, así que pequeño apretón y que no aparezca la niña bonita. Cruzo meta, ando, las piernas me explotan, el aire llega a cuenta gotas a pesar de las bocanadas, pero ya está acabado. Tiempo 1:14:48 y 34º puesto.


A pasitos me dirijo al poli, poca gente en los alrededores, cojo las bolsa del corredor, que por cierto, se podían esmerar un poco mas, ya se sabe la historia de la crisis, pero los precios de inscripción tampoco son para que den 3 cosas contadas (señores que estamos hablando, redondeando, de 80.000€). Me dirijo a las camillas, creo que hoy me he ganado unos refriegues de los buenos. Al acabar, me voy encontrando con gente, el pabellón se ha llenado y la gente está intercambiando las impresiones. Yo felicito a los conocidos, todos con cara de felicidad y de objetivos cumplidos por la finalización, así que solo queda darse una duchica rápida e ir a agradecer, valga la redundancia, a los animadores sus ánimos.