miércoles, 22 de diciembre de 2021

43 Media Maratón Vitoria 2021

 Y continuando con este mes loco de carreras (parece que lo que no he corrido durante el año lo quiero recuperar al final) llega la media maratón de la ciudad, distancia que corro por ser de aquí pero que no me llama mucho, demasiado tiempo sufriendo jajaja.

Los días previos no pintaban nada bien, niebla y frio constante durante casi todo el día no auguraba nada bueno. El día anterior dando un paseo recogemos los dorsales con la niebla como acompañante, no tenia visos de poder cambiar la situación de tal manera. Dia de la carrera, casi todo preparado y al mirar por la ventana no hay rastro de nubosidad, frio sí que hace, pero es más llevadero y ni gota de viento, la verdad que es de los mejores panoramas que he tenido para esta carrera.

Después de dejar al pequeño demonio donde la abuela (iba a hacer demasiado frio para el retaco) cogemos dirección Mendi antes de que nos corten la calle, para poder aparcar cerca y adquirir una preciada taquilla.

El ambiente previo por las inmediaciones es espectacular y hace que aumenten las pocas ganas de correr que tengo. Después de saludar a los conocidos que me voy encontrando, a falta de 30 minutos me voy a cambiar y como cada año veo la misma escena, todo el mundo cambiándose fuera, en las taquillas y dentro, en los vestuarios, estamos los 4 de siempre con todo el hueco para nosotros, bueno que sigan así, que yo prefiero banquito.

Dejo la mochila y a pesar de que queda mucho, doy mis primeras carreras para no quedarme frio. Como de costumbre a falta de 15 minutos voy a dejar la sudadera a la taquilla y salgo de corto buscando el sitio de salida. Primera línea reservada para los federados, aunque en cuanto nos dejan pasar cada uno busca su hueco. Yo me quedo en segunda línea sabiendo mi ritmo inferior. Me fascina como la gente sabe más o menos el tiempo que va a hacer, me pregunta Asier que ritmo tengo pensado llevar, pero como eso me lo va a determinar la carrera solo le digo que intentare coger un grupo acorde a mis sensaciones, él me dice mas o menos lo que quiere hacer y el cabrón va y lo clava, sorprendente.

Este año se sale un poco más abajo que en otras ocasiones aun así en cuanto se da la salida todos nos ponemos a correr como si no hubiese un mañana por encima de nuestros ritmos. 

Foto Jull Roc

La calle es ancha y se pueden coger fácilmente las posiciones deseadas, por delante los cracks y después veo un grupo con Iñigo, Bravo, Enaitz, Bizkarra…que puede ser interesante. Con la emoción de la salida y viendo que voy bien les paso y voy a por el siguiente grupo en el cual me quedo para encontrar ritmo, alto, pero no voy muy forzado.

Foto Rakel

La primera pasada por la Avenida vamos todos en fila de a uno y en San Martin escucho por primera vez en mi vida alguien sensato que me dice “cuidado que queda mucho”. Por suerte un poco mas adelante se baja una micra el ritmo y vamos algo mas en grupo. En la calle Manuel Iradier voy pelín descolgado y me dice Asier si tengo intención de seguir en el grupo, mi idea es intentar llegar a Los Herrán con ellos pero que si no lo ve claro le indico que me pase.

Foto Rakel

Consigo llegar con el grupo a la calle del descanso (como yo la llamo) la ligera pendiente negativa hace que coger aire sea un poco más fácil pero estos perrillos solo se empeñan en ir cada vez mas rápido. Por Iparralde, en el Km 9, hay un cambio de ritmo (o como me dijo luego “me fui yendo jajaja”) por parte de Gontzal, aquí si que ya no puedo mantener esa velocidad y me conformo con ir perdiéndoles poco a poco. Me sorprende a la vez que me molesta, que este año no haya naranjas en el avituallamiento, contaba con ellas para ese un plus de energía que me daban (no soy amigo de los geles), pero viendo las circunstancias tendré que racionar la mandarina que llevo jijii. Giro y vuelta para el centro de Vitoria donde pillo a Gus que me da ánimos (después me los volverá a dar…)

Segunda mitad de la carrera, hasta aquí ha ido la cosa mas o menos como lo esperado, si bien es cierto que el ritmo ha sido más alto (aunque el reloj contaba lo que quería llegando a marcar más de 500 metros al final de la carrera) las sensaciones, que es por como corro yo están siendo buenas a la espera de ver cuando llega el bajón, que llegar va a llegar. 

Foto Unai

Tengo la suerte de engancharme a Iñigo Alzola que me lleva por la calle Francia a buen ritmo, zona en la que también, el mítico Gontzal, de los buenos corredores que ha tenido la ciudad (y de 10 como persona) nos anima en el tramo difícil de subida. Por la calle Ortiz de Zarate y Florida vuelven los ánimos de la gente y la trotamundos de mi hermana que aparece en todos los lados como por arte de magia con su cámar. Aquí es donde le comento a mi compañero que le voy a dar un relevo a ver si puedo mantener el ritmo, por desgracia debe estar algo tocado y no me puede seguir, así que a partir de aquí toca remar en solitario.

Foto Rakel

Giro de 180º, veo que no tengo muy lejos a perseguidores, pero tampoco diferencio quienes son. Empiezo a tener molestias en el gemelo derecho y viendo lo que queda espero que no incremente. En una de estas me rebasa Bravo y otro corredor, me parece admirable la capacidad de gestionar las carreras que tiene, aunque bien es cierto que es un veterano con muchas carreras y experiencia a las espaldas que, entre otras cosas, mide la alimentación al milímetro. Ni intento seguirles porque me van a fundir y es en el km 16 un poco antes de ver a mi padre de nuevo donde empiezo a tener sensación de entrar en reserva. La larga recta de Manuel Iradier es testigo de ello y la mítica cuesta de San Ignacio da fe del sufrimiento.

Foto Rakel

Por suerte este año vamos directo por las universidades hasta el Prado, aunque hay otra piedrecita en el camino llamado sube-baja que rompe el ritmo adquirido. Evito los adoquines de Fray Francisco y llego al avituallamiento fantasma del km 20 (no se porque se empeñan en seguir poniéndolo ahí, pero será por algo…). En la recta hacia el estadio oigo que me están alcanzando de nuevo y me sorprende ver que me rebasa Gus (es increíble la capacidad de recuperar de esta gente) me anima a engancharme a él, no tengo mas marchas en este motor recalentado, pero como me ha pasado casi arriba de la cuesta dejo todo lo que tengo dentro para poder llegar con él a meta.

Foto Rakel

Entro en la recta de Mendi resoplando como un caballo moribundo y viendo que en el marcador pone 1:11 y algunos segundos, el instinto me hace apretar el culo (aunque sinceramente me da igual eso de las barreras de los minutos). La recta se hace interminable, pero consigo pasar la línea en 1:12:06 en 16ª posición.


Entro al estadio después de felicitar a los compañeros de fatiga y veo que tampoco hay zona de masaje, me imagino que será por las circunstancias, pero vaya, para una vez que llego pronto…jajaja. Luego voy a recta de meta a ver entrar a Diana que lo ha hecho fenomenal y rápidamente a la ducha que el jilguerín se está quedando pajarito.

Hace poco el señor Kiko me dijo que había oído decir a Fiz que la gente popular se obsesiona con los tiempos y en parte le puedo dar la razón, poque hay gente enfermiza, pero analizando un poco veo que a la gente popular no puede luchar por puestos de podio para olvidarse del tiempo. Los populares, los realmente populares como somos la mayoría, solo nos queda superarnos a nosotros mismos y esa es la recompensa que tenemos, pero que si no se consigue (como va a ser la mayoría de las veces) no hay que frustrarse por ello, porque como suelo decir, el lunes vas a tener que ir a trabajar igualmente.