martes, 18 de diciembre de 2018

41ª Media Maraton Vitoria 2018


Como cada final de año, llega la media maratón de Vitoria. Buena carrera con la que dar casi por finalizado el año y que hay que hacer por el buen ambiente que hay al correr por las calles de la cuidad. Este año no iba a ser tan benévolo conmigo, más de dos meses con dolores aquí y allá y sin encontrarme a gusto las veces que salía a correr, pero aceptando la situación había que ir a hacerlo lo mejor posible, me gusta el deporte, no las marcas.
Los días previos sin muchas ganas dan la llegada al domingo de competición. Como siempre una horita antes por los alrededores para coger taquilla en mendi, ver el panorama con la calma y saludando a la gente conocida es primordial en estas ocasiones.
Con los deberes hechos y a falta de 30 minutos para el comienzo me dirijo a los vestuarios para entrar en faena. Tiempos, ritmos, mmp y de más conversaciones se oyen por los alrededores y como dice un buen compañero…y yo sin nutricionista, jajaja. Salgo con el ligero frio vitoriano y noto que el viento empieza a hacer acto de presencia. Primeros pasitos con el dolor del tobillo me devuelven a mi realidad, pero con un poco de calor disminuirá. Después del breve calentamiento, el cual no pasará a los anales de la historia, me dirijo a dejar la sudadera y a pegar las últimas carreras antes de acercarme a la línea de salida. Allí están los galgos en primera fila, me coloco un poco más atrás que de costumbre y espero a que den la salida sin mucho nerviosismo.
Pistoletazo, primera recta como siempre, intentando buscar un sitio sin multitudes que encuentro antes de la rotonda. 

Foto Rakel
Veo como se van alejando grupos que el año pasado decidí coger y me centro en intentar no pasarme demasiado, es lo que tiene un comienzo cuesta abaja y el con viento a favor. Primeros metros en los que se va seleccionando al personal y a sabiendas del viento que hace me tengo que buscar un grupo, algo más rápido de lo que debería ir pero…
Bonito ambiente por toda la avenida y primer encuentro con el viento de cara al dar el giro de 180º. Vamos en fila de a uno y cada uno intenta no separase mucho del que le precede, hago un par de adelantamientos para no perder el grupo llegando al quinto Km.

Foto Rakel
La subida antes de llegar a la rotonda de Mendi me hace apretar un poco más, antes de poder recuperar en la ligera cuesta hacia abajo. Se empieza a romper el grupo y pego un acelerón para no perder a todos los componentes, iluso de mí no puedo aguantar ni un Km con ellos y como sé que poco más voy a poder hacer me quedo con mi ritmo para no morir antes de lo esperado. Este año comparto parte de la carrera con otro de los tocayos, al pasarme Alba me dice que dando relevos podemos ir, le digo que intentare dárselos pero cuando pueda. Esto inconscientemente hace que vaya un pelo más rápido de mis posibilidades, pero serán segundos de reserva para el final.
Llegamos a la calle Los Herran alcanzando a otro corredor, una de mis favoritas.

Foto Jose Cruz
El cuádriceps derecho se me empieza a cargar, pero hay que llegar al 10 con alguna alegría. Llegamos al primer avituallamiento y me dirijo a por las naranjas que no puedo dejar escapar como cada año jeje. A partir de aquí veo como se alejan los dos compañeros de viaje que tenía hasta ahora y me quedo solo al girar en la curva del alas, con viento y lluvia en contra, pues buen sitio para quedarse solo, sí.

Foto Rakel
La subida hacia la calle Francia en estas condiciones se hace más cuesta arriba de lo que es y comienza el primer tramo del modo supervivencia. El ritmo empieza a decaer, me van pasando corredores de vez en cuando y a pesar de mis intentos por mantenerme con ellos me es imposible. A pesar de ser una situación frustrante en todo momento soy realista y se cuál es mi condición, por lo tanto, cabeza fría. 

Foto Rakel
A la llegada a El Prado el abductor/psoas (o lo que coño sea) pasa de molestia a dolor, así que vamos cogiendo compañeros innecesarios a cada paso. A pesar de eso hay que poner buena cara al pasar de nuevo por la Avenida y gracias a los ánimos de los conocidos se hace más llevadero el sufrimiento. Pasado este tramo llego a la recta infinitita de Manuel Iradier donde cada vez me noto más lento. La cuesta de San Cristóbal, se me asemeja a un muro como varios años atrás y al bajar noto que ya son los dos cuádriceps los que están diciendo basta (modo supervivencia 2.0) En la cabeza tengo el recorrido que me queda todavía, es bueno, con ligera bajada, pero se me va a hacer todo lo contrario. Me noto que empiezo a cojear y las zancadas son dolores, pero solo quedan 3Km y hay que llegar a meta, que para eso nos hemos levantado hoy.

Foto Aita
El paso por el prado de nuevo espectacular da llegada a la recta infernal del estadio, donde los pies se convierten en plomo y cuesta avanzar una barbaridad.
Llego al giro, la pendiente negativa del Paseo de Cervantes me ayuda a coger fuerzas para encarar la última recta del día, antes de ella choco la mano a tres chavalillos que hay en la curva con toda la ilusión del mundo y diviso el arco de meta. 

Foto Jose Cruz
Aun con los dolores todavía puedo ver a algún conocido que me anima y también veo la tan ansiada zona de llegada, así que llego con el pitido del chip, dando por concluido el martirio en 1:19:21 en 61ª posición, que bueno, dentro de que es mejorable, tampoco ha sido un desastre.


Mientras camino hacia el pabellón voy saludando a los corredores que ya están por allí y me adentro en él entre risas con el fiera de Urko donde me relata como le ha ido (parecido a mí, jajaja). Ya dentro me encuentro con Rodriguez y Bravo (curioso que en los dos últimos años pude correr a sus ritmos, cada año con uno de ellos, gente que pase lo que pase siempre están a un gran nivel). Charlamos, hablamos de futuro y nos deseamos suerte para la próxima. Este año veo que la cola del masaje es algo más larga (como no) y decido ir piano piano hacia las duchas para no quedarme helado.
Y con toda esta aventura acaba la jornada dominical entre charletas con los telerines que han estado al pie del cañón como siempre, con las impresiones de Diana y las conversaciones delirantes de mis colegas.