martes, 1 de octubre de 2013

Urduña Hiria Herri Krosa 2013

Ya metidos en el otoño, comienza la segunda fase del año, al lio con el mono-deporte (y no es que yo sea un mono, que también, jeje). Una carrera de las que hace años no puede faltar en la temporada, desde allá por el 2009, es la Herri Krosa de Orduña.  No hay que madrugar mucho, ni está muy lejos, con lo que las cosas el domingo se van haciendo con calma hasta que toca la hora de marchar (ni meter neopreno, no cargar mochilón, ni bici en el coche, que fácil se hace esto ahora…)
Llegada muy temprana al pueblo a falta de más de una hora, se empieza a ver el ambiente, mucho chándal de equipo, ojeada a las zapatillas de la gente (que costumbre más antigua, jajaja). Después de rellenar la inscripción, toca la charleta con Dorothy, contándole los detalles, un poco por encima, de lo que iba a ser su “bonito suplicio”. Sin prisas, me marcho al coche a vestirme de corto, pequeños estiramientos y trote ligero hacen que los dolores habituales empiecen a minimizarse.

Foto Aita
Entre carrerilla por aquí y por allá, la plaza ya empieza a estar petada de gente y las calles llenas de arduos corredores dominicales intentando encontrar la forma idónea a su cuerpo, para dar comienzo al evento.
A falta de 5 minutos me dirijo hasta el arco, a buscar una buena posición, pero lo más que consigo es una tercera fila a la izquierda, bueno espero quitarme a la gente antes de la primera curva. Sin mucho tiempo para más y deseando suerte a diversos compañer@s se da el pistoletazo de salida. Apelotonamiento inicial,  la curva de izquierdas está muy cerca y tengo que salir de ahí, con lo que aprieto un poco y me coloco en 5 posición. Así damos la primera vuelta al pueblo, buscando las partes planas de la los adoquines de la plaza, para no tener ningún disgusto. Animación total para este primer paso por el sitio de inicio, y en nada se pone a tirar un corredor, llega el momento de tomar la primera decisión, “le sigo o me quedo buscando sensaciones”, el tío que ha pegado el apretón es el que suele ganar aquí, así que no me lo pienso mucho y decido seguirle a pesar de saber que su ritmo es un par de puntos superior al mío.

Foto Aita
Segunda pasada por el pueblo y noto como nos vamos alejando los 2, no sé si me pasara factura más adelante, pero la táctica ya está decidirá. Intento dejarme llevar en la bajada que nos lleva a la periferia, pero ni con esas, así que hasta en el descenso me toca apretar para no perderlo. Zona tranquila la que transitamos, llana y con rectas largas, llegada al kilómetro 2 y me está llevando con el gancho, aguanto lo justo hasta que el Garmin me marca el ritmo del ultimo Km al llegar al siguiente, 3:09, ahí es cuando toca tomar la segunda decisión, que se marche, “que así no llego ni al cinco”. Poco a poco se va yendo y yo intento recobrar el aliento. Hemos dado un giro de 180º y el viento pega de cara, con lo que toca sufrir para llegar al ecuador de la carrera.
Me he quedado en tierra de nadie, se me pasa por la cabeza un par de veces, mirar hacia atrás, pero no querría desmoralizarme, con lo que cabeza alta y hacia delante, como en los entrenos. Toca sufrir la primera cuesta por las calles del casco, por suerte los aplausos de la gente levantan mis entumecidas piernas del  asfalto, para llegar al primer avituallamiento.

Foto Arkaitz
Aprovecho la bajada para beber y me meto en el callejeo anual por los estrechos repechos de la villa. Ahora por mi mente solo ronda la idea de, en qué kilometro me van a pillar, paso el 6 y digo, bueno por lo menos he llegado aquí. Kilómetro 7 y se complica un poco más la cosa, la segunda parte de la carrera es la menos bonita, se empina y no hay apenas ambiente, me encuentro completamente solo, bueno miento, por parte Egipcia me acompaña Ra y por parte Griega Eolo, que se alían para que esto no sea un paseo de rosas. Es imposible avanzar, las piernas me duelen y la mesa con el segundo refrigerio parece que no se acerca nunca, a pesar de tenerla a la vista hace bastantes metros. Km 8 curva de derechas, por primera vez miro a ver dónde están los perseguidores, los veo lejos, no me pueden pillar. Me conozco el recorrido y la parte más dura casi esta pasada, me queda una recta de unos 300 metros, llegar al 9 y apretar en la bajada antes de callejear de nuevo. Ahí es donde me dejo llevar, amplio la zancada, los pulmones se llenan otra vez de oxígeno. Los voluntarios me van indicando el camino hacia meta, a la par que me dan sus aplausos en cada curva, solo quedan 3 giros, 2-1 y encaro recta de meta. Los chavales están con las manos para que les choquen, así que miro por última vez a ver si viene alguien y lo único que observo son adoquines inanimados, con lo que bajo el pistón, bajo ritmo y agradezco los ánimos como se merecen.

Foto Rakel
Llegada a meta, tiempo de 35:55 en ¼ de maratón (como suena eh?) y en la posición que he estado el 95% de la carrera, una segunda plaza muy sufrida y aprendiendo a correr. En la llegada, como de costumbre, saludos, risas, cambios de impresiones y sobre todo colegueo.


Después han corrido lo txikis, después mi sobri en los minitxikis, una gran idea para este tipo de eventos, que los convierte en una manera sana y entretenida de educar desde la base.

Foto Rakel
Y por último toca la entrega de premios, me acuerdo que hace un tiempo dije que no sé cómo sería estar ahí recibiendo algún obsequio en alguna carrera, y este año ya lo he podido saborear en tres ocasiones. Reconocer el esfuerzo y el gran trabajo de este pueblo, que cada año se supera con la organización de esta Herri Krosa, es increíble como unos, con 5 euros puedan hacer virguerías y otros……
Para finalizar, cogemos camino a Vitoria y nos pegamos una comidota familiar espectacular y con buenas risas incluidas, así sí que se recuperan las proteínas, vitaminas o lo que sea que haya perdido….