jueves, 12 de julio de 2018

Half Triatlon Vitoria Gasteiz 2018

Quedan poco más de 2 meses para el Triatlón de Vitoria y me sale una oportunidad de poder competir y yo que para estas cosas soy muy lanzado, pues me animo. La primera y última vez que lo hice fue hace 4 años y este año me gustaría competir en igualdad de condiciones, sé que ninguna tienda me va a dejar una cabra para el evento, porque no tengo el nivel ni la repercusión para ello, pero tengo la suerte de tener a Inma Pereiro de compañera de curro, que me ofrece sin dudarlo ni un momento todo su arsenal de pro, no estaré a la altura pero intentaré no dejar mal a #pereirostyle. Pues bien, el día ha llegado o mejor dicho, el fin de semana, porque esto empieza mucho antes. Después de salir de currar toca meterse el sábado en modo triatlón. Lo que menos me gusta de estas distancias (entre otras cosas) es la parafernalia que hay que organizar para ello, bolsas para aquí, pegatinas, dorsales, comida…..La primera parada fue Landa (después de estar toda la mañana preparando la bici y las transiciones) la zona está repleta de gente con la bici y yo me uno a ellos para dejarla en el box. Este año me ha dado por pensar y la tapo (no como años atrás), que es cierto que al final tampoco hay que dejar mucho más pero es la angustia de que te dejas algo olvidado. Segunda parada la plaza de los fueros, allí dejaremos las zapatillas, dorsal y algo de comida para el último sector, aquí sí que no se te puede olvidar nada, porque aquí ya vas a llegar en carrera, por lo que después de revisar todo un poco cuelgo la bolsa naranja y fuera, ya solo queda descansar y mañana al lío. Suena el despertador, las 5:00 am (casi ni cuando tenía que ir a currar) cuando los sentidos empiezan a despertar oigo el sonido de la lluvia, madre mía como cae, entraba más o menos en los planes, pero asusta un poco ;). Desayuno habitual chequear todo lo que queda y allí nos lanzamos la debutante y yo hacia el centro de la ciudad para coger el autobús que nos llevará hacia el pantano. Como siempre mezcla de ambientes por las calles, están los que llegan a casa, los que continúan y los que salimos y aunque nos parezca extraño, los raros somos nosotros. El autobús comienza la marcha y ya en la autovía parece que el líquido elemento empieza a disminuir su caída. Llegamos a Landa con un par de horas de antelación, así que tranquilamente nos sentamos en la terraza del bar esperando que deje de llover completamente. La claridad del día nos lleva hasta los boxes, llego a la bici, la destapo con cuidado y empiezo a preparar las cosas, un paseo por aquí otro paseo por allá y todo listo para empezar. 45 minutos y me pongo el neopreno para ir a probar el agua, la primera impresión es diferente a la de otros triatlones, el agua “caliente” me sorprende al meter el pie. Unos metros disfrutando de esta piscina enorme y hacia afuera. Parecemos cordericos esperando a que nos abran la puerta para ir a colocarnos en la línea de salida. Salida ancha esperando a que la elite masculina y femenina se presente y salga, después llega nuestro turno. Me he colocado a la izquierda del todo, como siempre paso de meterme en jaleos, recorreré más metros pero espero que sean más tranquilos. Bocinazo de salida y allí que salimos como locos, en cuanto piso agua y veo que puedo empezar a nadar me lanzo cual chipirón y se me llena el ojo derecho de agua pero a bracear se ha dicho. Esta vez decido hacer una salida a tope para así salir del meollo y dirigirme hacia el centro sin que me molesten. Después de 100m y no recibir casi golpes veo que el panorama es óptimo, las boyas naranjas de referencia ya las tengo de frente y nado a gusto. El reloj marca los primeros 500m voy como debería nadar, ahora ya solo es disfrutar este sector. Llegada a la primera boya giro de izquierdas y golpes cero, bien bien. Hemos alcanzado a alguna chica y más adelante aparece el gorro de algún chico elite, con lo que no se me está dando nada mal. Segunda boya también sin mucho jaleo, es lo que tiene esta distancia y las boyas tan lejanas. De repente empiezo a notar agua en la espalda, me da que se me ha soltado el velcro del cierre, es incómodo pero tampoco creo que me afecte mucho así que en vez de pensar en eso me limito a visualizar lo que tengo que hacer al llegar. Cuando el reloj marca los 1500 empiezo a ver el arco de salida, hay que decir que las grandes boyas naranjas de referencia son un puntazo para poder ir más o menos recto. A falta de pocos metros para pisar tierra el juego es saber si no llego a los 2000m como la otra vez y a cada brazada espero una vibración del reloj que finalmente no llega (aunque no he andado muy lejos, jeje). Pies a tierra y me levanto para empezar a correr por la alfombra entre los ánimos de la gente hasta entrar a la carpa. Llego a mi bolsa, le doy volquete y empiezo a ver que dejo y que cojo. Lo primero el neopreno a la bolsa con todo lo demás y después cojo el casco, cuelgo la bolsa de nuevo y vamos a por el segundo. Este año acierto con la fila de mi bici y voy descontando los números hasta llegar a ella.

Foto Photom Photography
Mientras corro con ella en la mano visualizo lo que tengo alrededor, conozco a un Arabatri (aunque de primeras confundo a Jonatan con otro compañero, sorry) también rondan por ahí, la máquina de Cabanas y Sanvi del Dida, menudo panorama de gente buena. Entre tanto ya estoy en la salida a la carretera entre gritos de ánimos que dan un plus para afrontar estos 90km. Me monto a la bici, este año sí que no hay excusa y hay que demostrar lo que hay, así que en cuanto cojo ritmo cabeza gacha y a apretar. Primeras rampillas en la que nos vamos colocando, tengo a Lekue delante, le rebaso y me vuelve a pasar al rato. Llegamos al cruce de Ozaeta después del primer apretón en Marieta, iremos unos 5 o 6 corredores medio cerca, nunca viene de más tener referencia para pedalear. Los kilómetros transcurren entre adelantamientos de unos a otros jugando al gato y al ratón con el problema que eso genera, dejar la distancia y reducir la velocidad, yo viendo que todos vamos a la misma velocidad tampoco me preocupo mucho en adelantar, pero sí que es cierto que cuando ves que el que te precedía ahora está a 200 metros más adelante porque te han adelantado decides apretar un poco y volver adelante. En el cruce de Gordoa se nos han unido alguno más y a Agurain llegamos unos 15 corredores.

Foto Imanol Mujika
Este año veo que si entre “tan pocas” personas es complicado dejar la distancia de drafting, no me quiero imaginar los de atrás, pero sabemos cuales son las reglas del juego, todos las sabemos y yo no seré quien me haga trampas a mí mismo (ahora viendo a posteriori las velocidades de algunos conocidos en la bici me doy cuenta de que esto está lleno de tramposos, que yo me dejo las fuerzas para ir más rápido y ellos reservan para la carrera y luego lo lucen a los cuatro vientos en las redes sociales, no señor, ya está mal que hagas trampas, pero encima no lo tomes como un mérito enseñándoselo a los demás). De vuelta a Vitoria aparece la bala Guzmán que se une a la fiesta, charlamos y seguimos a lo nuestro. Cada vez que miro el cuentakilómetros me sorprendo la velocidad que estoy llevando, pero si había un día en el que había que ir así, ese es hoy. Cogemos la recién asfaltada N104 y seguimos volando hasta Zurbano y después de pasar por el Buesa con los ánimos de la gente empieza a alargarse la cosa.

Foto Aita
Delante de mí se va parte del grupo en el que iba, tampoco me importa mucho ya que empiezo a pensar en la carrera a pie y por detrás como tampoco me da por mirar intuyo que también se ha alargado el asunto. Comienza la típica vuelta al pantano de cualquier vitoriano (y especialmente mía, que salgo poco de la rutina) así que voy haciendo la cuenta atrás de estos 40km. Llego de nuevo a Landa, con la curva del Etxezuri plagada de gente, es emocionante pasar por esos tramos tan concurridos.

Foto Josu Etxeberria
Concluimos esta vuelta grande pasando por el mismo sitio de salida y me cruzo con gente del Iron que está saliendo ahora (madre mía lo que les queda a los pobres). Nuevo paso por la cuesta de Marieta y el muro de Maturana, por suerte a partir de aquí ya está “chupado” y el tiempo nos ha respetado sin que haya aparecido el sol. Después de la cuesta del perro nos juntamos de nuevo con gente del Full, está bien por ir adelantando, pero peligroso si ellos a su vez también andan adelantando o como me pasó en el cruce de Ilarraza donde uno se abrió tanto sin mirar para coger la curva que casi me echa hacia afuera. Entro en la ciudad con ganas y con pena, porque me lo he pasado en grande en esta crono y con la suerte de no tener ningún percance, para los que dicen que el material no importa, que sepan que están muy equivocados, hoy ha habido #pereirostyle para rato. Por la zona de Iparralde veo como algunos empiezan a soltarse las zapatillas, como eso me ha pasado a mí en ocasiones, el no saber dónde se baja uno exactamente, les indico que todavía quedan unos 2km para que lo sepan y con esas vamos recorriendo el carril bus hasta llegar a Olaguibel.

Foto Rakel
Dejo la bici a los Voluntarios y bajo hacia fueros, como el casco me va a molestar más en la mano que en la cabeza, decido dejármelo puesto hasta entrar a la carpa, eso sí este año espero acordarme de quitármelo antes de salir a correr jajaja. Me cuelo de fila, pero rápido retomo la mía para llegar a mi bolsa e igual que antes saco todo lo que hay, me siento y empiezo a cambiarme. Aquí ya reconozco a Jonatan y charlamos brevemente sentados y en cuanto tengo todo más o menos organizado salgo al lío. Subida por la calle fueros para pasar por la Plaza nueva, ritmo cómodo estoy bien y me intento regular en estos primeros compases, esto no va a ser como las otras carreras de darlo todo y llegar a meta, aquí va a tocar sufrir.

Foto Rakel
Intento refrigerarme en todos los avituallamientos que puedo, los vasos son pequeños y mucha agua se cae a la hora de cogerlos, pero es lo que hay. Paso por la Florida en la que se verá el aumento de gente según vaya pasando la mañana. Me alegro de que hayan quitado la larga recta de Carmelo Bernaola y seguido llego a la primera vuelta al Prado (será de las pocas veces que la hago al año, jeje). También es un buen recorte el que le han metido al Paseo de Cervantes y en el giro de 180º veo a la primera fémina e intento ir recortándole poco a poco. La calle nieves cano picando hacia arriba da el comienzo a la zona “mala” del recorrido, con continuas vueltas en la zona de universidades, por una parte está bien para el espectador pero para los corredores es psicológicamente muy duro. Aquí ando por el Km 8, sigo yendo dentro de lo esperado, con altibajos de ritmo según la zona pero con fuerza en las piernas. Pero al paso de la primera vuelta todo empieza a cambiar.

Foto Rakel
Comienzo a estar cansado, las piernas me pesan una barbaridad y el ritmo empieza a decaer. Tampoco voy a decir que me sorprenda mucho, porque sabía que esto era lo lógico que me iba a pasar, si el último mes la salida más larga (por diferentes motivos físicos) ha sido de 12km pues el cuerpo lo sabe, por lo tanto toca tirar de cabeza para llegar a meta. En el primer Km de esta segunda vuelta me adelanta Albert con un ritmo infernal y más tarde Sanvi, mi lucha es conmigo mismo así que me olvido de los demás y me concentro en la zancada. El paso por la calle Postas y Dato es espectacular de nuevo y llego a la zona de los parques con buena caja pero sin fuerzas en las piernas. No soy de geles pero he llevado uno para por si acaso, le doy un sorbito a ver que tal, pero como no noto nada diferente y cada vez me encuentro seco decido no probar más.

Foto Aita
Estamos en el recorrido mucha gente y no se puede averiguar de qué vuelta son, me digo a mi mismo que si yo lo estoy pasando mal, los demás también lo tienen que estar pasando y con ese consuelo de tontos llego a la parte fatídica de las unis, viendo como Koraxan se distancia de mi poco a poco. En la recta de Nieves Cano me sorprende ver a la gente andando, no me esperaba eso en esta distancia, llego al puesto de Arabatri, me animan como nadie y Ander se pone a mi lado, me pregunta que que tal, pero sabe de sobra al ver mi ritmo que estoy roto. Es una lástima no poder ir ágil por esa zona por la que siempre paso cuando salgo a correr, me veo lento, lentísimo, los giros de 180 en los conos son un suplicio para las piernas que se resienten en cada golpeo, tengo los cuádriceps que no me los compran ni en rebajas. En este momento pienso en Diana, que si yo estoy pasando estas penurias ella no creo que vaya a ser menos, espero que saque esa tozudez y pueda superar la situación para poder pasar la línea de meta que tanto ansía. Me mentalizo en lo bueno del paso de las unis, solo es zigzaguear y en cuanto empiece a bajar ya lo tendré tirado. En el último giro antes de empezar a bajar hacia el centro recuerdo la primera vuelta donde me puse a animar a los chicos que están con la musicota a tope, en esta por el contrario no tengo ni la capacidad de levantar la cabeza para saludarles. Me adentro por última vez en la Florida y antes de llegar a la calle San Prudencio me entra la mayor envidia de toda mi “vida deportiva”.

Foto Aita
Grupo de gente en la terraza de un bar sacando jarras de pika, madre de dios, con gusto se la arrancaba de la mano y me la bebía de trago en fin…. Ya estoy en Dato, siento los ánimos de la gente conocida, llego a la Virgen blanca entre curvas y hago el penúltimo paso por la plaza. Al llegar al otro lado me pasa uno o dos corredores (ya ni se) solo quiero llegar. Vuelta al cono y ahora sí que sí, entro en la plaza y antes de tomar la bifurcación me tomo con un corredor, ya no sé si es de mi vuelta, pero como estoy acercándome intento pasarle antes de tomar el desvío.

Foto Rakel
No consigo hacerlo, pero veo que continúa hacia delante con lo que casi me paso de largo. Recta de meta para disfrutarla lasai, ahora sí que sí, echo una miradilla atrás y coño pero si viene uno lanzado, no eso sí que no, como puedo me recompongo y mi entrada tranquila se convierte en un pequeño apretón para pasar por el arco. Estoy reventado, las piernas me estallan y poco a poco veo que mi cuerpo está más cerca del suelo.

Foto Canofotosports
Me encuentro sentado en la lona y uno de la organización muy amablemente me ayuda a levantar, ya que estoy en mal sitio. Camino, me dan una medalla, le agradezco al peque el detalle y lo siguiente es la camiseta y la toalla. Sin perder mucho tiempo avanzo hasta el avituallamiento líquido, necesito cualquier cosa y allí está mi oasis en el desierto. Hay todo tipo de comida, pasta, paella, melón, sandía, naranja, dulces….es una barbaridad, lástima que no tenga ni pizca de hambre. Y allí estoy yo un buen rato tirado en el suelo con inicios de bajón de tensión con mis botellitas. Me comentan que hay sillas que puedo ir allí, pero estoy en el suelo mejor que en brazos y me quedo hasta que puedo incorporarme para que me den un masaje. Me tratan como un señor las dos profesionales que me han tocado y les agradezco su labor, por lo menos minimizaran los daños causados. Cuando me levanto de la camilla me dirijo de nuevo a hidratarme y a ver si ha llegado Diana, cosa que corroboro en poco tiempo, allí está ella, con cara de sufridora, pero con una alegría que sabrá disfrutar más adelante. Así que con esta chapa y después de pasar por los diferentes sitios de recogida de cosas finaliza este Triatlón de mi ciudad, con un tiempo de 4:25:04 y en el puesto 17º.


Expectativas cumplidisimas para lo que esperaba de la carrera y muy contento con mi rendimiento, aun sabiendo que es mejorable (aunque para ello habría que plantear entrenar de una manera específica, la cual no quiero ni voy a hacer). Gracias a todos los que habéis pasado el día animando y estando para que esto haya sido más llevadero y como siempre digo, gracias fotógrafos, profesionales o amateur por plasmar en imágenes lo que yo he vivido en persona que he tratado de explicar de la mejor manera posible.

Foto Triatlón Vitoria Gasteiz