martes, 4 de septiembre de 2012

XXVII Subida a San Felices 2012



Domingo matutino y las ganas de competir, en algo se están haciendo evidentes.  Después de enterarme que hoy había una carrera de montaña por Haro he quedado con algunos componentes del 42.195 para ir juntos hacia San Felices donde se va a disputar dicho evento. Nunca he corrido por monte y esta es una buena ocasión. Presentaciones de rigor antes de salir (puesto que no conocía a nadie) y nos encaminamos cuan grupeta marroquí  los 6 en el coche. Al llegar se ve bastante ambiente, hay que decir que aparte de esta, hay también carrera de perros, de andarines y BTT, al igual que festejos varios.
Subimos a por el dorsal y nos vamos encontrando a más gente del 42, van apareciendo como champis. Después de charlar un rato con unos y con otros, bajamos de nuevo al coche para cambiarnos y meternos el gusanillo de competición en el cuerpo. Primeras carreritas, primeros estiramientos y a esperar a la salida. No sé cómo se ha de correr este tipo de galopada, así que se improvisara mediante sensaciones.

Foto Juan

La salida muy  tranquila, nada comparado con los embotellamientos propios de otras, sí que es cierto que hay menos gente, pero también se nota que va a ser diferente. Primeros metros en claro descenso y todo a un ritmo lasai, no hay problema, en estas que empiezan a pasar a cabeza los pros, se nota un pequeño aumento del ritmo, sigue siendo en bajada, con lo que de momento puedo aguantarles hasta que empiece la subida. Voy siguiendo la misma rodera de los que me preceden, porque en un terreno irregular como este,  hay que saber también por donde ir y en eso, mi conocimiento es nulo.
A los 3 Km (más o menos, porque no hay señalización y no me sé el recorrido) empieza la subida, por lo que me han comentado dura más o menos otros 2 o 3, pero a la primera de cambio en mi cabeza empiezan a desaparecer las referencias. Todavía estoy en el grupo de cabeza, pero cada vez, la pista se hace más empinada y voy perdiendo distancia respecto a ellos. Aquí es donde empieza mi sufrimiento, no hay apenas zonas de descanso y en cada curva me encuentro con un muro más inclinado. Intento pasar los metros de la mejor manera posible, el pulsómetro está pegando toques de atención y la respiración es cada vez más jadeante. Entre esfuerzo y dolor llego a la parte más alta, cuádriceps a punto de estallar y oxigeno que no llega a las piernas. En los primeros pasos de la bajada, casi no puedo aguantar ni mi propio peso, así que decido tomármelo con calma.

Después de un rato vuelven un poco en si las patas y me noto algo mejor, la falta de costumbre hace que tenga que ir frenando bastante porque me embalo y no me gustaría sufrir una caída ni perjudicar mucho más a mis tobillos de cristal. Mientras tanto voy pasando a andarines que habían salido antes que nosotros y entre muestras de apoyo avanzo de la mejor manera posible los continuos sube-bajas que van llegando. El calor se está haciendo notar y sobre la mitad del recorrido hay un punto de avituallamiento para coger botellín de agua. Bebo un poco y me refresco, gracias a eso y al terreno algo menos abrupto consigo reponerme un poco y conseguir un paso algo más estable.
Giro a la derecha y me adentro en una especie de bosque, el camino por el que hay que ir es muy estrecho, solo cabe una persona y está llena de vegetación, algunas zarzas me está pinchando, pero no es mucho problema. Esta parte del circuito es muy chula, con giros, subidas y bajadas con poca visibilidad, eso sí, tengo que andar con cuidado, puesto que ya he estado a punto de torcerme los tobillos en 3 o 4 ocasiones. En las subidas cortas pero duras, las piernas ya empiezan a notar la semana de parón, la caja se ha estabilizado, pero tengo los músculos bastante cargados La falta de referencias hace que no sepa ni lo que queda, forma de la que no me suele gustar ir. Salgo de la zona boscosa y llega una zona pedregosa, ya parece que no queda mucho y es la mayoría en bajada, un último esfuerzo y estará acabado. En uno de los últimos cruces que hay llega la eterna duda, izquierda o derecha, como no, opto por la equivocada y voy hacia la izquierda, esto que aprovecha el corredor que venía por detrás para pasarme y entre él y otro señor que había, me indican que es para el otro lado, así que freno de mano y trompo para volver a la ruta. No es que haya perdido mucho, pero creo que me va a ser imposible alcanzarle de nuevo, así que en la última subida que nos lleva a meta, miradita para atrás, para conservar al menos mi posición. Llego muy roto, pero muy contento (es la paradoja del deporte) voy recuperando el aliento entre saludos y comentarios entre corredores. 


Finalizo en 6ª posición con un tiempo de 53:13 (en la clasi, aparezco el 4º pero es por grupos de edad, hubo 2 veteranos que llegaron delante mío). Ahora solo queda aguantar 3 días a las agujetas queridas, pasando días andando a lo chiquito, pero como suele decir uno de tierras leonesas… “pero que bien lo pasamos con tan poco”.
Mención especial a la organización, porque ha estado todo bastante bien preparado y bien señalizado, que eso en montaña es muy importante, como he podido comprobar. Por último, dar la enhorabuena a Miguel Ángel  por su segunda posición y a todos los componentes del 42.195, ha sido un día de competición muy chulo.

Foto Juan

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