Me recordaban las redes sociales que hacía por lo menos 13 años que no iba a correr la legua nocturna de Santa María del Páramo, carrera que era habitual en la época "joven" que venía al pueblo de Valdesandinas, ahora un poco más tarde y con unos años más, coincidía que venía a Vecilla por la fecha que se celebra y quieras que no, la nostalgia hace que me tenga que apuntar.
Empieza el día, que iluso de mi, me da por
hacer la “carrera” de bicis de las fiestas del pueblo, en mi cabeza para hacer
bulto, pero me encuentro con la elite, con bicis de élite y otro y yo con
hierros de dos ruedas, en que jaleo me he metido yo. Pues eso, que al final
salgo con un dolor de piernas innecesario y llegando en, como queréis que lo
diga, quinto (como dirían los instagramers) o penúltimo, para los realistas
como yo, que es como quedé, jajaja.
Risas por lo menos ya me he echado y llevo la bici de la Juani con la rueda frenada al parking habitual. Por la tarde juegos para el demonio y cuando se aproxima la hora nos vamos Kiko y yo hacia el pueblo. Con tiempo aparcamos y vamos a recoger los dorsales juntándonos con David y su familia allí (que también tiene varios representantes de varias edades en el evento).
El speaker da los últimos ánimos y después de
la cuenta regresiva nos lanzamos a desgastar suela de zapatilla. En los
primeros metros me encuentro en un primer grupo de unos 10 corredores, pero en
cuanto empiezan a meter ritmo me voy descolgando a sabiendas de que es otra
liga muy muy superior, solo viendo a los del Vicky food y Kevin Vuñuela(entre
otros) ya me hago a la idea del percal.
Primer kilometro y nos quedamos descolgados
otro corredor y yo, el cual no tarda mucho en pasarme y se aleja unos metros,
le mantengo la distancia, que no es poco e intento estabilizar la respiración
después de este inicio de locos. La noche ya se empieza a echar y el paisaje se
trasforma, son muy chulas las carreras nocturnas. Regresamos de nuevo al pueblo
después de hacer el tramo por la periferia, se empieza a ver gente de nuevo y
los aplausos animan un poco a la soledad que estoy viviendo, por delante el
tema esta como al principio y por detrás ni idea porque prefiero no mirar.
Primera vuelta, la boca la tengo más seca que
la suela de mis zapatillas, pero solo pienso en que queda menos de la mitad, así
que me concentro en mantener el ritmo. Por delante he visto que alguno del
grupo cabecero se ha quedado, pero va a ser imposible darle caza. Lo bueno que
tienen estas carreras cortas es que el tiempo no es un obstáculo mental, pero
el estar continuamente a full gas es bastante agobiante, es el ying y el yang
de estos eventos. Kilometro 4, empezamos a doblar a algún que otro corredor,
les animo y me dirijo a la ansiada entrada a la pista no sin antes recibir los ánimos
de Jose, que a sus setenta y pocos años sigue estando en estos saraos.
Curva de derechas y entro al tartán, los 300
metros restantes bajo los focos me los quiero tomar con calma, pero de repente
oigo la respiración y los pasos de alguien que se esta acercando, a falta de
200m, mi gozo de disfrutar se termina y me veo inconscientemente aumentando el
ritmo para no ser rebasado. Esto me llega a suceder antes de entrar en la pista
y ni me esfuerzo, pero viendo la meta tan cerca y a pesar de no optar a ningún
puesto cabecero, la competitividad hace un clic en algún sitio y ahí estoy yo
haciendo el sprint de mi vida con las fuerzas que me quedan jajaja.
Con la
inercia que hemos cogido tenemos al corredor de delante bastante cerca y le
pasa como a mí, que al darse cuenta de lo que viene se le fastidia su llegada
tranquila y tiene que aumentar el ritmo para no ser rebasado, así que allí
estamos los 3 en estos últimos 60 metros, como si nos fuera la vida en ello.
Finalmente y con gran sufrimiento los puestos
se mantienen y consigo entrar en 10ª posición con un tiempo 17:57. El ultimo
apretón pasa factura y tengo que estar un rato intentando recuperar el aliento.
Cuando me incorporo voy a saludar al causante de este sprint y nos reímos de lo
sucedido. Paso a recoger el avituallamiento (que me dieron el de los pequeños,
aunque luego me pudieron entregar el que me correspondía) y voy a ver la
llegada del compañero de viaje, porque si hablamos de que Jose tiene mérito, Kiko
tampoco se queda corto.